Día mundial de la Filosofía.
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado
Presidente de honor del Oasis Teosófico-Martiano. Cienfuegos. Cuba.
No es posible poder abarcar en el breve tiempo de una hora, lo que a través de tantos siglos se ha estado haciendo en el difícil sendero del cuestionamiento del Ser y de la existencia, del No-Ser y de la no existencia, del surgimiento de lo múltiple desde lo Uno, de la pluralidad desde la singularidad, de lo manifestado desde lo inmanifestado. Una aproximación a la obra de aquellos, que a través de los siglos intentaron dar una solución coherente a través de la especulación, es actualmente nuestro deber.
En pos del tiempo, que para nuestros efectos de la vida práctica si existe y es limitado, hemos de dar un salto en este recorrido a través del pensar y el intuir, para acercarnos a la edad media y a la moderna, modernidad según los criterios de la filosofía, que no necesariamente coinciden con los de la historia, no sin antes recordar que durante los tres primeros siglos de la era cristiana proliferaron una serie de movimientos espirituales y de pensamiento que aportaron bases conceptuales para el desarrollo de la filosofía y del pensamiento actual.
Se destacan en este sentido, los esenios, los gnósticos, los seguidores de Juan Bautista y Jesús, el redentor, y en primer lugar los neoplatónicos, los que aportaron la idea de un alma universal que se concibe como una imagen del Nous, del mismo modo que el Nous es una imagen de lo Uno; de esta forma, tanto el Nous como el alma universal, a pesar de su diferenciación, son de la misma sustancia, es decir, que son consustanciales con lo Uno, idea que prevaleció a través de los siglos y sirvió de substratum para el desarrollo ulterior de los conceptos de consubstancialidad del hijo o Verbo con el Dios Padre, que ha defendido el Cristianismo a través del tiempo.
Un aparte para destacar la enseñanza del joven maestro judío que revolucionaría la historia, desde su perspectiva del amor y la compasión. Sanaciones a enfermos, resucitaciones de muertos, milagros de multiplicaciones de peces y panes, convocatoria a multitudes, sufrimientos y agonías en una cruz, muerte heroica y resurrección en espíritu, pero en primer lugar el perdón y la posibilidad de redención, matizan la vida y la enseñanza del Cristo Jesús, aquel que siendo Divino y emanado de su propio Padre, consubstancial con él y creador de los cielos y la tierra como Verbo o Logos, se sacrificó bajo apariencia carnal para estar algún tiempo entre los hombres y hacer que su mensaje perdurara.
La llegada del Renacimiento con sus matices de naturaleza política, literaria, científica y en primer lugar artística, sirvió también para la conformación del pensamiento filosófico. En esta etapa se destacan eminentes personalidades que aportaron, no solo en el terreno de la filosofía y la religión, sino en la ciencia, en el arte y en la literatura. De esta forma, el Renacimiento ofrecía al mundo una extraordinaria riqueza cultural en su más amplio sentido y una renovación del pensamiento filosófico, enriquecido ahora por los elementos, que desde el punto de vista científico contribuyeron a la concepción del mundo y del hombre.
Montaigne vuelve a situar al hombre en el centro de la especulación filosófica, la existencia del hombre es para él un problema siempre vigente y sujeto de cambios continuos, Galileo en el orden científico intenta ofrecernos un método o camino para la investigación científica, camino que deberá desprenderse de la tradición y de la influencia teológica heredadas. Bacon, el inglés, pretende aplicar recursos técnicos al descubrimiento teórico en contraposición a la enseñanza de Aristóteles: “el experimento representa las nupcias de la mente y del Universo”. Copérnico se atrevió a afirmar que la tierra giraba sobre sí misma y que no era el centro inmóvil, en torno al cual, todos los cuerpos rotaban, con lo que revolucionó los conceptos existentes que habían perdurado desde los tiempos legendarios de Ptolomeo. Por su parte Kepler aportaba las leyes del movimiento de los planetas y el más recordado de los renacentistas, Leonardo de Vinci con su sentencia “la sabiduría es la hija de la experiencia”, así como, sus grandes aportes en la ciencia y en el arte, sin duda, nos da la medida de lo que ha significado el Renacimiento para la historia de la filosofía y de la humanidad. Para el alemán Nicolás de Cusa, la Divinidad tenía un carácter emanador y su presencia a través de su contracción en todo el Universo, es un hecho innegable: “Dios está en todas partes, si bien permanece absolutamente más allá de ellas por su unidad inmultiplicable.”
Para el italiano Giordano Bruno (1548-1600), una de las figuras más emblemáticas del Renacimiento Naturalista, el mundo es infinito, porque su causa -la «mente sobre las cosas»- es infinita y también es infinita la vida, porque nada perece. El mundo vive porque Dios está en todo el universo y en cada una de sus partes -«la mente en cada cosa». El universo es un animal dotado de alma y por eso mismo también se mueve y, en él, todos los cuerpos celestes y, con ellos, la tierra, que se mueve para «renovarse». En su De Inmenso, hace referencia a ese animal “santo, sagrado y venerable”, para referirse al Universo, para él, la única verdadera hipóstasis, una y a su vez múltiple, por cuanto, en este Universo convergen todas las posibles hipóstasis: Dios, alma del mundo, inteligencia, materia.
En el siglo XVII, aparece el padre de la filosofía moderna e iniciador del llamado racionalismo dentro de la Filosofía actual: René Descartes (1596-1650). Considerado el mayor filósofo francés de todos los tiempos. En su afán por demostrar la existencia de Dios a partir de un método que presupone un análisis puramente racional, Descartes nos propone ahora un concepto de infinitud de la sustancia creadora:
“Por «Dios» entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen [si es que existe alguna]. Pues bien, eso que entiendo por Dios es tan grande y eminente, que cuanto más atentamente lo considero menos convencido estoy que una idea así pueda proceder sólo de mí. Y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, según lo antedicho, que Dios existe. Pues, aunque yo tenga la idea de sustancia en virtud de ser yo una sustancia, no podría tener la idea de una sustancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una sustancia que verdaderamente fuese infinita.”
Gottfried Wilhelm Leibniz, (1646-1716), considerado junto a Descartes y Spinoza uno de los más importantes representantes del racionalismo dentro de la filosofía moderna. Hacia 1696, introduce el término y el concepto de mónada, con el que puede aplicar al mundo físico su concepción del orden contingente, así como unificar el mundo físico y el espiritual en un mismo orden universal y libre. El término no es en realidad nuevo en la filosofía, procede del griego monás que significa unidad, fue utilizado por los antiguos griegos, particularmente por Pitágoras, por los neoplatónicos y neopitagóricos y más recientemente por Giordano Bruno en su concepción acerca de lo máximo y lo mínimo y su idea acerca de Dios como la Mónada de las Mónadas.
El gran mérito de Leibniz está en que centraliza su especulación filosófica en la mónada y todas sus potencialidades, desarrollando así una de las más acabadas teorías sobre el orden jerárquico del Universo. Para Leibniz este orden, en realidad se debe a la armonía preestablecida por Dios entre todas las mónadas en el momento de su creación.
En un análisis de algunos aportes de la filosofía y el pensamiento de ciertas figuras notables, resulta necesario incluir a los más destacados pensadores alemanes contemporáneos. Friedrich Hegel (1770-1831), filósofo idealista alemán y figura cumbre de la filosofía occidental es el padre del idealismo absoluto, cuyo sistema se caracteriza por ser una reflexión sobre la realidad globalmente considerada, a la que da el nombre de absoluto, entendida como idea, naturaleza y espíritu, que se desarrolla en el tiempo, en un proceso que denomina dialéctico.
La filosofía de Hegel se desarrolla con plena coherencia desde el momento en que admite que «lo verdadero es el todo» y que el todo, lo absoluto, es resultado, esto es, devenir. A esa primera afirmación se añade otra igualmente fundamental:
“El todo o lo absoluto no puede ser sino sujeto, esto es, sustancia espiritual, porque lo que existe en devenir es idea orientada hacia un fin y esto es ya conciencia o una forma de conciencia, tanto más que el resultado, el fin, no es sino el comienzo que vuelve sobre sí mismo, y lo que vuelve sobre sí mismo es espíritu”.
En el prólogo a su “Fenomenología del espíritu”, afirmó que el Absoluto es el concepto más elevado de todos y que pertenece a la época moderna y a su religión, lo que considero dentro de los grandes aportes conceptuales, que hemos de asumir en este <ejercicio del pensamiento>, como propuesta en el día de la Filosofía.
A partir de una despiadada crítica a Hegel, Feuerbach (1804-1872) ya había dado el paso hacia el materialismo y el sensualismo que caracterizaron su obra. La característica fundamental de su filosofía es su crítica a la religión y la reducción de ésta a antropología. Según Feuerbach, el pueblo y sus necesidades materiales deben ser el fundamento de la teoría social y política. Los individuos y sus mentes, no son más que productos de su entorno; la conciencia de una persona es el resultado de la interacción de sus órganos sensoriales y el mundo externo.
Karl Marx y Friedrich Engels vieron en ese énfasis del pueblo y de sus necesidades desarrollado por Feuerbach, un intento de interpretación materialista de la sociedad; lo que luego ellos desarrollarían a través del materialismo histórico, con lo que aportaron al pensamiento de estos tiempos, más desde la perspectiva de una antropología social que desde lo filosófico. La tesis principal de Marx consiste en afirmar que son las bases económicas y los modos de posesión de los bienes materiales, el fundamento de toda estructura y transformación social. Con esta forma de materialismo, Marx se enfrentó al “materialismo teórico” de Feuerbach y al idealismo de Hegel, precisando, con razón y conocimiento de causa, que para entender al hombre y su historia, es imprescindible el estudio de las condiciones económicas y sociales en las que vive.
Un día como hoy hemos de honrar a nuestro José Martí como filósofo y pensador profundo, y lo recordaremos a partir de sus valoraciones sobre algunos de los representantes de la filosofía alemana. Se refirió a Fichte y nos dejó ciertos apuntes, en los que valoró la esencia de su pensamiento al afirmar: <acude a la lógica general para explicarse el misterioso desarrollo y aplicación de la facultad de adquirir la certeza>. Lo critica al afirmar que al estudiar al hombre en sí como sujeto de cuanto piensa, se queda limitado al sujeto, dejando olvidado al objeto en sí y por tanto a la relación, no obstante, supo valorar la supremacía que dio este filósofo al lugar del hombre – <yo humano>-, por punto de partida de las ciencias, <examina el sujeto y se detiene en él>. Negó la existencia absoluta del principio de los conocimientos humanos que sostenía este filósofo, y que Martí afirmó, que lo buscaba incesantemente en su “Doctrina de la Ciencia”.
Resaltó la grandeza de Hegel, al comprender que éste ponía al sujeto y el objeto en relación; pero sobrevaloró a Krause cuando afirmó: “Krause, y esto es más grande y completo, estudia al sujeto, al objeto y a la manera con que se unen: relación”. No obstante, antes había dicho que Krause no era todo verdad y calificó su lenguaje de simplificador y divisor. Es esencialmente la enseñanza de este sistema de Krause la que ejerció notable influencia en el pensamiento filosófico martiano. El apóstol se refiere al filósofo alemán en sus “Juicios sobre filosofía” al hacer un análisis profundo de algunas de sus ideas: “Yo tuve gran placer cuando hallé en Krause esa filosofía intermedia, secreto de los dos extremos, que yo había pensado en llamar Filosofía de la relación.” Luego considera que es más grande y completo lo que sostiene Krause acerca del sujeto y el objeto por cuanto los pone en relación a partir de la manera con que se unen, más allá de Hegel que los relaciona y más allá de Schelling que identifica al sujeto con el objeto y que Fichte que se detiene en el sujeto para examinarlo.
Publicó un breve artículo cuando murió Marx, a quien consideró: <El héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo>. Sin evidencias acerca de que estudiara sus obras, el héroe cubano estuvo al tanto de la esencia de su pensamiento, lo que demuestro al citar sus palabras:
“Estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos, pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”.
Pero donde podemos encontrar una verdadera similitud de pensamiento - que pudiéramos ver como una posible influencia - es en la filosofía de Kant. En el período crítico de Kant se destaca su concepción de los fenómenos y de las cosas en sí, para él las cosas no podían llegar a ser conocidas en toda su magnitud, o sea, en su esencia, solo el hombre conoce el efecto de las cosas, el modo como “las cosas en sí” ejercen su acción sobre nosotros - teoría del agnosticismo- . En correspondencia con esta idea kantiana el apóstol sostenía:
“No podemos conocer las causas de las cosas en sí mismas. Las causas no se revelan a nosotros directamente. Tenemos siempre delante la obra de la creación, y siempre el deseo de saber cómo obró”.
Este ha sido nuestro único recurso: estudiar, reflexionar y difundir las verdades recónditas a través de estos años de difíciles y duros tiempos, con lo que hacemos nuestro tributo al día mundial de la Filosofía, que hoy celebramos, bajo la óptica de ese <ejercicio de pensamiento libre, razonado e informado>. Este recorrido ha estado limitado al desarrollo de la filosofía occidental, por lo que estamos en deuda con la riqueza filosófica de las tradiciones orientales, aun así, en la selección que he intentado hacer, se han omitido tendencias, escuelas y figuras de la filosofía occidental, que merecen estar, pero resultaría interminable este discurso-ensayo. Desde ahora anuncio la posibilidad de un segundo y tercer estudios similares que hagan justicia a aquellos que no aparecen hoy, de manera particular a las escuelas de filosofía Vedanta, Advaita y Yoga, dentro de las orientales, y la Patrística, la Escolástica y la Ilustración francesa, dentro de las del occidente.
Presentar la filosofía bajo la óptica de los grandes desafíos de estos tiempos, pero con la concepción de <la filosofía como disciplina que estimula el pensamiento crítico e independiente>, sin que por esto olvidemos la esencia de las enseñanzas de Pitágoras, Platón, Plotino, Bruno, Descartes, Pascal, Patanjali, Blavatsky, Sankaracharya, Martí, Balmes y otros tantos, que a través de los siglos fueron conformando con su mensaje la gran sabiduría de las edades, que hoy festejamos, ha sido lo que nos ha permitido sobrevivir en medio de la adversidad, desde el silencio, la sencillez y la humildad, pero con la grandeza del más genuino conocimiento que desde aquí se difunde cíclicamente, aunque solo sea para una exigua minoría, capaz de percibir la verdad esencial que se esconde tras los textos heredados del pasado, verdaderas joyas poseedoras de aquel saber que solo sabe lo divino.
Quito, Ecuador. 7-8 de noviembre de 2015.
Este estudio ha sido preparado para la Fundación Cultural Oasis Teosófico-Martiano, de la localidad de Cienfuegos. En sus locales de reunión de estará reflexionando para contribuir al día mundial de la filosofía que se celebra el día 19 de este mes.