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Noviembre 21, 2017, 05:31:58 pm por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.


                  José Martí. El sentido de la religiosidad más allá de las religiones.
                            Su apreciación sobre las tradiciones de Mesoamérica.
                                         Por. Dr. Alberto Roteta Dorado.



             


Naples. Estados Unidos.- En su ensayo “Las ruinas indias”, José Martí, el notable pensador cubano, menciona al Dios Quetzalcóatl, uno de los dioses de la cultura mesoamericana, considerada la Deidad principal del panteón de la América pre-colombina; Quetzalcóatl significa serpiente hermosa, aunque se le ha conocido mucho más como La Serpiente Emplumada,  de ahí que se le represente gráficamente como una serpiente ataviada de plumas. Es el símbolo de las polaridades opuestas de la condición humana: la serpiente es el cuerpo natural al que hace referencia el apóstol San Pablo, la naturaleza inferior del hombre con sus limitaciones, y el plumaje es la representación de los principios superiores espirituales. Su connotación fue tan enorme que ha sido además, el título de los sacerdotes supremos entre los antiguos toltecas.

De acuerdo con la Cosmogonía Náhuatl, el dios Quetzalcóatl es uno de los cuatro hijos de los dioses primordiales, lo que recuerda a los nacidos de la mente de Brahman, a los Rishis divinos del Hinduismo, representando en la creación del universo la esencia masculina y femenina de la creación, por lo que simboliza la vida, la luz, la sabiduría, la fertilidad y el conocimiento, como otros tantos dioses de las diversas religiones del mundo. Se le ha identificado además con Ce Ácatl Topiltzin, rey de Tula, quien vivió entre los años895y947de la era cristiana, lo que sugiere su dualidad de condición, la divina y la humana, y lo asemeja al Cristo, al Buda y a Krishna, todos redentores de la humanidad y fundadores de grandes religiones.
 
La cultura tolteca tomó la figura del Dios de la tradición religiosa de Teotihuacán, sitio donde se encuentra una pirámide dedicada a la serpiente emplumada, obra del siglo II de nuestra era. No obstante, estudios recientes demuestran que el Dios, en su condición humana se relaciona con la mitología olmeca y con su visión de la serpiente emplumada. Las obras de arte y la iconografía de los legendarios olmecas demuestran la importancia del Dios de la Serpiente Emplumada en todo Mesoamérica, así como en el arte olmeca.


           


Las religiones de origen Neotolteca incluyen en sus tradiciones y leyendas el renacimiento de este personaje, lo que han reflejado en el Códice de Quetzalcóatl. José Martí en este mismo escrito compara los sacrificios de las culturas mesoamericanas con los referidos en las escrituras cristianas, además de describir el Templo de la Cruz en territorio mexicano, en el que se encuentran dos cruces, que compara con sacerdotes, y precisa que no se trata de la cruz cristiana, sino “como la de los que creen en la religión de Buda, que también tiene su cruz”, con lo que reafirma su tendencia a comparar y hacer corresponder ciertos aspectos y conceptos de las diversas religiones, intentando demostrar su idea del tronco común que las enlaza. Esta cruz es la llamada esvástica o gamada, cuyo origen se remonta al período védico de la antigua India. Se le ha asociado a Brahman y sus brazos representan al sol.

En muchos templos no solo de la India, sino de Nepal, Bután y Japón está presente; aunque con variaciones mínimas de su estructura y forma de giro. En las puertas de las casas y en la cabeza de los hindúes es común aun en nuestros días. Es un símbolo sagrado para el hinduismo, el budismo y el jainismo. Las esvásticas aparecen sobre el pecho de algunas estatuas de Buda, como símbolo de la iniciación. También tienen una historia antigua en Europa, ya que aparecen en artefactos de culturas muy anteriores al cristianismo.

En la cultura mochicao moche, que floreciera entre los siglos II y VII de nuestra era y se desarrolló en gran parte del norte de Perú, la cruz esvástica es conocida como vencedor del desierto. En el museo de sitio Huaca Rajada de Sipán, ubicado en el distrito de Zaña, en el departamento costero de Lambayeque, al norte de Lima, se exhiben una serie de cerámicas, entre los que destaca una vasija con la figura de una esvástica o cruz gamada, objeto que fue encontrada por los arqueólogos cerca de la base de la pirámide mayor. La esvástica está dibujada con pintura de carbón en la cerámica. Para la cultura andina tuvo un significado, desde el punto de vista esotérico, asociado siempre a un elemento geométrico, el movimiento permanente de los ciclos de la vida, el movimiento que jamás puede cesar, ni aun durante las eternidades de la aparente quietud en la disolución del universo.


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Mayo 19, 2017, 10:52:51 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                 JOSÉ MARTÍ, EL HOMBRE QUE AMÓ A LA PATRIA DE LINCOLN. Segunda parte.
                                     Dr. Alberto Roteta Dorado, Naples, Estados Unidos


Su producción literaria y periodística en los Estados Unidos
 
No solo su oratoria fue fecunda en territorio norteamericano. Sus numerosos ensayos sobre diferentes temas y figuras de Norteamérica le ofrecen a su obra un privilegiado lugar en las letras hispanoamericanas.
 
Su ensayo Nuestra América, publicado en 1891, constituye una lección de lo que es el sentido de una identidad verdadera, exenta de adornos y concepciones triviales de una superficial y exótica americanización. La enseñanza de Nuestra América va más allá de lo que somos capaces de asimilar. Martí se nos presenta en su plenitud de creador y acude a todos los recursos expresivos, no solo en el marco del análisis político y social de un continente, sino desde el punto de vista formal, al explotar al máximo las concepciones estilísticas del ensayo como género. Desde el llamado inicial para conocernos con prontitud: “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos”, hasta la célebre frase tan difundida con exceso en nuestros tiempos: “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”, utilizada de manera premeditada y desconociendo su real significado, se vislumbra esa percepción cuasi mística de una necesidad de unión continental y de un despertar de conciencia unitaria.
 
Dicho ensayo fue publicado por primera vez en la Revista Ilustrada, en Nueva York, recién concluida la Conferencia Internacional Americana y las reuniones de la Comisión Monetaria, a manera de síntesis de las ideas dispersas en las crónicas sobre la Conferencia, en el Informe sobre los resultados de la Comisión y en otros escritos como el discurso pronunciado en la Sociedad Literaria Hispano-Americana de Nueva York, el 12 de diciembre de 1889, ante los delegados latinoamericanos a la Conferencia, conocido como Madre América.
 
En esta etapa norteamericana (1880-1895), además del citado ensayo, Martí escribió sobre la temática latinoamericana: Respeto de nuestra América (1883), Mente latina (1884), Las guerras civiles en Sudamérica (1894) y Madre América (1889), este último considerado también como una de sus más grandes intervenciones en tierras de Norteamérica.
 
En su carta dirigida a Gonzalo de Quesada y Aróstegui, fechada el primero de abril de 1895, conocida como testamento literario, Martí recomendó cierto orden en su papelería para posibles tomos a publicar, dando prioridad a su producción en los Estados Unidos. El orden es el siguiente: I. Norteamericanos, II. Norteamericanos, III. Hispanoamericanos, IV. Escenas Norteamericanas, V. Libros de América, VI. Letras, Educación y Pintura; lo que ha sido respetado, hasta donde ha sido posible, en las diversas ediciones de sus obras; pero llama poderosamente la atención que insistiera en un grupo de personalidades de esta nación, entre las que destacó en primer lugar al filósofo, poeta y ensayista Ralph Waldo Emerson, mencionando además a Cooper, Phillips, Grant, Sheridan y Whitman.
 
Veneró a Ralph Waldo Emerson, a quien dedicó uno de sus más ejemplares ensayos, con una prosa envidiable y un estilo inigualable hasta nuestros días. Martí destacó el aspecto creador de Emerson a partir de una concepción inicial del proceso, que luego se transforma en virtud de una ideación, para culminar en la expresión de la idea, idea devenida, cual experiencia mística. Como trasfondo sustentador de todo el proceso creacional está la naturaleza y la divinidad expresada en ella, lo que recuerda en cierta medida el carácter panteísta de la filosofía martiana; no obstante, Emerson está considerado como un trascendentalista de los primeros, junto al predicador Theodore Parker, el pedagogo Bronson Alcott y el escritor y naturalista Henry David Thoreau, a los que también se refirió Martí.
 
Por la lectura y análisis de este ensayo sabemos que Martí se identificó con las enseñanzas del legendario filósofo, poeta y ensayista norteamericano, y por lo tanto, con esta corriente filosófica. El colosal ensayo dedicado a Emerson y el breve, aunque de gran valor histórico y filosófico que dedica a la muerte del también trascendentalista Bronson Alcott, constituyen testimonios convincentes en este sentido.
 
De este último artículo citado es la siguiente idea, en la que podemos encontrar su conocimiento acerca del movimiento trascendentalista: “Escribió ideas que parecen luces en aquel histórico Dial, donde la filosofía trascendental quedó más bella cuando él la dotó -refiriéndose a Alcott-, con sus Versículos Orféicos; al filósofo ilustre entre los trascendentalistas, que quisieron conformar los accidentes del mundo a su esencia, el hombre al Universo y la vida a su fin”.
 
La frase final del siguiente fragmento del ensayo dedicado a Emerson nos ofrece, a modo de resumen, el sentido de la grandeza de Emerson, según la valoración martiana: “No obedeció a ningún sistema, lo que le parecía acto de ciego y de ciervo; ni creó ninguno, lo que le parecía acto de mente flaca, baja y envidiosa. Se sumergió en la naturaleza, y surgió de ella radiante. Se sintió hombre, y Dios, por serlo. Dijo lo que vio; y donde no pudo ver, no dijo. Reveló lo que percibió, y veneró lo que no podía percibir. Miró con ojos propios en el Universo y habló un lenguaje propio. Fue creador, por no querer serlo. Sintió gozos divinos, y vivió en comercios deleitosos y celestiales. Conoció la dulzura inefable del éxtasis. Ni alquiló su mente, ni su lengua, ni su conciencia. De él, como de un astro, surgía luz. En él fue enteramente digno el ser humano”.
 
El 17 de mayo de 1887 Martí publicó en El Partido Liberal de México el conocido escrito dedicado al poeta Walt Whitman, y un mes más tarde, el 26 de junio del propio año en el periódico La Nación, de Buenos Aires. José Martí hizo una valoración de aspectos esenciales del contenido de la obra del gran poeta norteamericano. Trató de llamar la atención de sus lectores sobre la sutil diferencia entre lo lírico personal y el yo real del poeta y en este sentido señala: “así parece Whitman con su persona natural, con su naturaleza sin freno  en original energía”, y también describe  al “hombre padre, nervudo y angélico”.
 
El poeta norteamericano es enjuiciado desde diversas aristas por Martí. Se refirió a una multitud de intelectuales y críticos  norteamericanos que por diversas causas, pero sobre todo por incomprensión, no apreciaron en su medida la obra de Walt Whitman, al extremo de llegar a prohibir su libro Hojas de hierbas, el que Martí consideró poseedor de un conocimiento a la altura de  “los libros sagrados de la antigüedad por su profético lenguaje y robusta poesía”.
 
He dejado para el final, y no por ser precisamente lo menos importante, sino por el contrario, dada su trascendencia, y por lo que más se conoce a Martí, junto a sus Versos Sencillos. Me refiero a La Edad de Oro, esa revista, cuyos únicos cuatro números contribuyeron a realzar la ya ganada universalidad del héroe cubano. Cuando José Martí publica el primer número de su revista para los niños, en el mes de julio de 1889, en la ciudad de Nueva York, ya había tenido varias experiencias como maestro,  primero al ser nombrado en Guatemala, en 1877, profesor de la escuela normal en la cátedra de Literatura y catedrático de literatura francesa, inglesa, italiana y alemana, así como de Historia de la Filosofía en la Universidad, y cuatro años más tarde, al ejercer el magisterio en Venezuela, en los colegios Santa María, y en el Villegas, donde dio clases de gramática francesa y literatura, y literatura y oratoria, respectivamente, en 1881. Tal vez estas incursiones en la enseñanza para niños y jóvenes contribuyeran a que la revista, devenida en libro, sea no solo el texto que le permitió a Martí “conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros del mañana”, sino la oportunidad de motivar el interés por la lectura, por cultivar la inteligencia y por ofrecer a través de la fábula, del poema o del relato, valores éticos y morales. De cualquier modo siempre despertar, como la aurora, “la esposa hermosísima del Sol”, que “se levanta más temprano que él para cerciorarse por sí misma de que todo está preparado, de que nada falta y de que el señor puede salir”; como diría el poeta, narrador y ensayista mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895), al comparar el alba con las páginas albas de la revista martiana.
 
Para Gutiérrez Nájera: “El trabajo que en él se emprende y cumple es el trabajo del alba: despertar. Pero despertar suavemente; despertar besando…como ella”. Nada más cercano a la idea del alba, que precede aún a la salida del Sol, de la encarnación de la Divinidad, adorado desde tiempos inmemoriales a través de cultos solares, y los instantes previos a su aparición por el oriente, -de donde surge la luz-, son tan sagrados como la aparición misma del venerado astro. Así, los niños y jóvenes que estudien La edad de Oro, irán despertando gradualmente lo que está de manera potencial en ellos, todas las cualidades y nobles virtudes que los harán hombres de bien en el futuro. La Edad de Oro, es pues, nuestro sol, con su aurora que le precede, y que prepara su advenimiento para que pueda brillar y despertarnos.
 
En sus páginas se destacan ensayos como: Las Ruinas Indias, El Padre Las Casas, Tres héroes, La historia del hombre contada por sus casas, Músicos, poetas y pintores, y de manera particular, dado su profundidad y estilo impecable, Un paseo por la tierra de los anamitas, los que pueden ser considerados verdaderos paradigmas de este género -a pesar de que fueran dirigidos al público infantil-, no solo en lo formal o estilístico, sino como muestra de una vastedad cultural más allá de cualquier posible pretensión, y de una erudición inigualable, de la que hacía un derroche, lo mismo al describir los detalles constructivos de los antiguos palacetes, de la torre Eiffel o de las viviendas indígenas primitivas, que al abordar las características del teatro vietnamita y la utilización de los instrumentos musicales típicos del lejano oriente, que al referirse a los últimos avances de su tiempo en el campo de la ciencia, la literatura, la pintura y la música.
 
No es posible hacer un análisis de toda su creación en los Estados Unidos, por lo que quedarán siempre aspectos de su obra pendientes de abordar. Su poesía también adquirió dimensiones de carácter universal con la publicación del conjunto de poemas que conforman sus libros Ismaelillo y Versos Sencillos, lo que por su importancia nos daría para otro escrito de este tipo.
 
El periódico Patria que mantuvo desde su primera edición en 1892 hasta su muerte en 1895 -aunque continuó en activo hasta 1898 con la publicación del número 522- constituye otro ejemplo de su labor en este país. Desde las páginas del modesto periódico sostenido gracias a las contribuciones de los emigrados cubanos José Martí mantuvo el aliento de aquellos que permanecieron en el exilio, siendo determinante para la labor del Partido Revolucionario Cubano. 
 
                                         

Es justamente en suelo norteamericano donde se aprueban las “Resoluciones tomadas por la emigración cubana de Tampa”, consideradas como el preámbulo a las Bases del Partido Revolucionario Cubano, fundado por Martí, documento necesario en el que el maestro da muestras de su habilidad en lo estratégico. Pero aún más, sus capítulos y acápites están matizados de una enseñanza donde se percibe lo filosófico como trasfondo de cada sentencia, de cada propuesta y de cada cláusula, lo que le aproxima a Montesquieu, la figura más prominente de la filosofía política dentro del Iluminismo Francés.
 
A modo de epílogo
 
Haber vivido en “las entrañas del monstruo” al parecer fue verdaderamente inspirador para José Martí, lo que no destacan los medios oficialistas cubanos empeñados en hacer prevalecer absurdas ideas que han acomodado a su conveniencia. Esta  muestra de su quehacer en tierras del “norte revuelto y brutal” son una prueba más que convincente para demostrar que la inmensa mayoría de sus ensayos, discursos y escritos periodísticos, fueron escritos en esta tierra que lo acogió, y le permitió ser reconocido como una de las figuras más influyentes de su tiempo, tanto en el terreno social y político, como en lo literario y lo filosófico. Aquí pasó la mayor parte de su vida, y lejos de haberse sentido deprimido, decepcionado y eclipsado, encontró el medio que le inspirara para entregarnos sus enseñanzas, llevadas a un nivel de perfección y a tan elevado sentido de profundidad como pocos en el mundo de las letras hispanoamericanas han podido hacerlo.
 
Que se refirió a un norte revuelto y brutal, a un monstruo, y a un sentido expansionista, es cierto: ocultarlo sería caer en el mismo plano de los comunistas cubanos; pero hacer una exaltación más allá del tiempo y lugar, esto es, sacarlo de su contextualidad histórica, constituye una tergiversación de la bendita enseñanza del Apóstol, lo que han estado haciendo aquellos que adueñándose de la palabra del más genuino de los cubanos de todos los tiempos le han manipulado, y lo peor, presentan esa imagen ante el mundo como si fuera verdadera. Recordemos que expresó en su escrito Vindicación de Cuba que amaba a la patria de Lincoln, lo que el régimen mantiene en silencio, por cuanto contradice por completo la tan difundida idea del monstruo.

Solo un estudio profundo que nos conduzca al análisis detallado, y a la exégesis deliberada de su extraordinaria obra, nos permitirá enfrentarnos, cual apologetas de estos modernos tiempos, en defensa de aquel, que según diría la poetisa y pedagoga chilena Gabriela Mistral, es el hombre más puro de la raza. 
 
Este ensayo ha sido escrito especialmente para el sitio Cubanálisis que dirige el destacado escritor y político Eugenio Yáñez, cuya opinión del escrito reproducimos a continuación:

"Ahora si pude revisarlo con calma. Para decirlo con una sola palabra, este ensayo tuyo me parece, sencillamente, lapidario. Es un texto fundamental para conocer a Martí, y no solamente para los cubanos dentro de Cuba. Estoy seguro que muchos cubanos en EEUU y en todos los países donde, desgraciadamente, andan regados, no saben muchísimas cosas de las que expones en este maravilloso texto. Hay que pensar alguna manera para que esto se pueda enviar a Cuba (memorias flash, cualquier técnica moderna) para que lo puedan leer muchos allá".

http://www.cubanalisis.com/ART%C3%8DCULOS/ROTETA%20DELGADO%20-%20JOS%C3%89%20MART%C3%8D%20EL%20HOMBRE%20QUE%20AM%C3%93%20A%20LA%20PATRIA....htm

 


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Mayo 19, 2017, 10:24:25 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                              JOSÉ MARTÍ, EL HOMBRE QUE AMÓ A LA PATRIA DE LINCOLN
                                     Dr. Alberto Roteta Dorado, Naples, Estados Unidos


Decir una vez más que no fue un socialista sería caer en la fórmula reiterativa que pretende salvarlo de las garras de los verdaderos monstruos, aquellos que en su afán de apoderarse de su colosal imagen quisieron presentarlo cual sagrado talismán de las doctrinas proclamadas por Marx, continuadas por Lenin y asumidas en Cuba por Fidel Castro. Ya sabemos que no lo fue, y de haber sido un socialista, tendríamos que reconocerlo y aceptarlo ante la excelsitud de su obra en pos de la amada patria; pero tenemos suficientes elementos para refutar cualquier intento de aproximación a las tendencias socialistas, y aun más, tenemos la evidencia escrita de que no solo estuvo al margen de este sistema; sino que se pronunció contra él.
 
Su valoración sobre un texto de Herbert Spencer llamado La esclavitud futura -haciendo mención al socialismo-, el cual forma parte de un grupo de ensayos que el famoso teórico social inglés publicara con el título El individuo contra el estado, en 1884, ha sido determinante para conocer la valoración que el Apóstol cubano José Martí hiciera sobre esta tendencia sociopolítica.
 
“Herbert Spencer quiere enseñar cómo se va, por la excesiva protección a los pobres, a un estado socialista que sería a poco un estado corrompido, y luego un estado tiránico”, escribió Martí -cuyo aniversario de su caída en combate recordaremos este 19 de mayo- hacia el final del siglo XIX, cuando aun no se había extendido como sistema dominante por parte de Europa y Asia. Desde su tiempo fue capaz de predecir con aguda mirada profética los peligros del gran mal de la humanidad para el siglo venidero. 
 
También en su valoración supo ahondar con certeza, y penetrar en las profundidades de la esencia del sistema que luego adquiriría dimensiones inusitadas: “Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio. El hombre que quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que plugiese al Estado asignarle, puesto que a éste, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facultades necesarias para recabar los medios de cumplir aquéllos”.
 
Con estos elementos -y muchos más que se pueden encontrar dispersos en su inmensa y extensa obra- no hay posibilidad de declararlo aliado y defensor de aquel sistema, que según su propia caracterización, es un estado tiránico y corrupto, por lo que los comunistas cubanos encabezados por el dictador Fidel Castro -recordemos que desde muy joven lo había invocado durante su autodefensa del juicio por el asalto al cuartel Moncada con pretensiones de relacionar las ideas independentistas martianas con su afán de protagonismo encubierto en su rebeldía emancipadora- tuvieron que acudir a otros recursos en su intento de aproximar al ejemplar héroe de Dos Ríos con el líder de la nueva revolución cubana y con el proceso transformador que se iniciaba en toda la nación.
 
El “antiimperialismo” martiano
 
El infinito odio del tirano Fidel Castro hacia los Estados Unidos -ya no solo hacia sus gobiernos, líderes, mandatarios y políticos; sino a todo lo relacionado con el “enemigo del norte”, incluida la forma de vestir, el tipo de música, su literatura, etc.- hizo que se adueñara de algunas frases escritas y pronunciadas por José Martí, las que hacen referencia a ciertas imperfecciones del sistema político estadounidense en el tiempo en que Martí vivió en esta nación, y que como periodista ejemplar y fiel cronista de su tiempo supo criticar de manera imparcial, como lo hiciera también con el socialismo que describió Spencer en su libro. 
 
Quizás la frase que se ha llegado a estereotipar con mayor énfasis es la que aparece en la famosa carta inconclusa que Martí dirigió a su amigo Manuel Mercado, conocida como Testamento Político. Aquí el autor de Versos Libres dice textualmente: “Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas”, lo que ha sido manipulado por los teóricos socialistas cubanos, quienes sacaron la frase de su contexto histórico -el más grave error que se puede cometer al hacer cualquier análisis exegético de un texto- para prolongar ese “monstruo” por más de un siglo y hacerlo coincidir con los sucesos del presente, una vez sacado de la contextualidad, con la caracterización que hiciera el Apóstol en 1895.
 
En primer lugar hemos de analizar el por qué José Martí se refirió al gobierno norteamericano de su tiempo de esa manera. En la propia carta explica que Eugenio Bryson, corresponsal del Herald, le contó acerca de un sindicato yanqui “con garantía de las aduanas, harto empeñadas con los rapaces bancos españoles, para que quede asidero a los del Norte; -incapacitado afortunadamente, por su entrabada y compleja constitución política, para emprender o apoyar la idea como obra de gobierno”-. Pero lo más extraordinario del documento es que el propio reportero le confesó que durante sus conversaciones con Martínez Campos, supo las determinaciones del gobierno español para entenderse con los Estados Unidos “a rendir la Isla a los cubanos”. De ahí la idea del monstruo, si es que sabemos lo que significaba para el héroe cubano la libertad de su patria, por la que se inmoló en gesto emancipador al inicio de la contienda del noventa y cinco, hará justamente este 19 de mayo ciento veintidós años.
 
De igual modo, refiriéndose a las declaraciones del citado cronista escribió: “me habla de la actividad anexionista, menos temible por la poca realidad de los aspirantes, de la especie curial, sin cintura ni creación, que por disfraz cómodo de su complacencia o sumisión a España, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta sólo de que haya un amo, yanqui o español, que les mantenga, o les cree, en premio de oficios de celestinos, la posición de prohombres, desdeñosos de la masa pujante, -la masa mestiza, hábil y  conmovedora, del país,- la masa inteligente y creadora de blancos y de negros”.
 
Por supuesto que los encargados de tergiversar la enseñanza del más extraordinario de los cubanos tomaron la frase -que ya alcanzó la celebridad entresacada de su realidad- y omitieron los verdaderos motivos por los que Martí, con una justificada preocupación ante el peligro inminente de posibilidades de anexionismo, se pronunciara contra lo que consideró “la anexión de los pueblos de nuestra América”, como también habló de un “Norte revuelto y brutal que los desprecia”, haciendo mención a las naciones de “Nuestra América”-.
 
Su firmeza política y sus ansias de ver a su patria libre del colonialismo español, pero no dependiendo para su desarrollo de otras naciones, en este caso Estados Unidos, le llevaron a pronunciarse contra aquellos que en su tiempo fueron partidarios de un anexionismo. La consulta del documento Vindicación de Cuba, publicado por The Evening Post, de Nueva York, en 1889, nos permitirá conocer los detalles de su postura política en este sentido; pero no solo esto, sino que en sus páginas escribió: Amamos a la patria de Lincoln, tanto como tememos a la patria de Cutting”, lo que al parecer desconoce el oficialismo cubano, que guarda silencio de esta primera parte de la frase y en cambio sobredimensiona la idea de haber vivido en el monstruo.[/b]
 
Del Testamento Político es también la idea martiana de ofrecer su vida con ánimo de “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”, lo que de manera aislada -como en el caso de la anterior frase analizada-, y dejando a un lado el entorno histórico en el que Martí escribió este texto, también ha sido utilizada para inculcar lo que han visto más allá de una preocupación del patriota sin tacha ante el poder de una nación que se fortalecía, y daba pasos certeros para llegar a ser lo que hoy es Estados Unidos.
 
No obstante, e independientemente a esta idea que tanto se ha utilizado intencionalmente, y se ha tratado de imponer fuera de su contexto y adaptada a las actuales circunstancias, José Martí, además de haber escrito que amó a la patria de Lincoln, elogió a varios presidentes norteamericanos, dedicó sendos escritos que exaltan a importantes figuras de la ciencia, la religión, la historia, la filosofía y la política de esta nación, entre los que se destacan: Washington, de quien dijo: “no aprendía en pergaminos, sino en la vida, la política: rogaba en sus cartas, urgía en sus discursos, propagaba en sus viajes, miraba por la unión de los Estados como hubiera mirado por la de sus hijos”; Franklin, quien según Martí, sus defectos no podían “deslucir la majestad de su intelecto y la ternura y pureza con que amó a su patria” y “ponía su nombre, limpio de cola y polvos como su venerable cabellera, al pie de aquellas sabias misivas que con su amable influjo esclarecían en pro de la Constitución nueva los entendimientos, y se entraban como cariños por los corazones”, Webster, en quien “fue natural y constante lo grandioso” y Lincoln a quien llamó el leñador de ojos piadosos.

A esto jamás se hace referencia en Cuba ante el temor de que surja la duda y la incertidumbre en la generaciones de cubanos posteriores a 1959, los que crecieron bajo el adoctrinamiento de un José Martí que dejaba de ser Apóstol por la cercanía del calificativo a la idea de lo religioso, que proclamaron antiimperialista, y experimentaron poder situarlo en los cánones del socialismo, del ateísmo y del marxismo-leninismo, en lo que fracasaron ante las fuertes evidencias que demuestran lo contrario. 
 
La grandeza de su oratoria en tierras de Norteamérica
 
Justamente en las “entrañas del monstruo” escribió o dijo las más extraordinarias enseñanzas de su colosal obra. El veinte de diciembre de 1879 Martí embarcó desde Francia para Nueva York, a donde llegó el tres de enero de 1880. El día 24 del propio mes, a solo veintiún días de su llegada a territorio estadounidense tuvo lugar su primera intervención conocida como Lectura en Steck Hall, que días después apareció como Asuntos cubanos, siendo este su primer discurso -en realidad fue la lectura de un documento- en esta nación, y el primero de gran relevancia, el que más que un discurso es en sí, por su estilo, un notable ensayo.
 
Un público cubano heterogéneo llenaba Steck Hall y quedaba envuelto en la magia de la palabra del Apóstol. Jorge Mañach al comentar el contenido de su intervención precisó entre los temas tratados por Martí: “la evocación conmovedora de la guerra pasada, el contraste entre los cubanos mansos, los teóricos, los poderosos (…) y ellos, los emigrados que le escuchaban, los que habían preferido la labor modesta, llena de fuerza digna”.  La lectura en Steck Hall, además de su significado como discurso inspirador en un crucial momento de la historia de las luchas emancipadoras cubanas -ya había fracasado la gesta del sesenta y ocho-, posee pasajes de una belleza literaria sin igual en la historia de la oratoria cubana.  De igual forma acude al simbolismo, y lo hace a través de una serpiente y un águila en su búsqueda por lograr la unidad entre los emigrados, y para lograr la comprensión de los propósitos de una nueva contienda: “¡Antes de cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila!”
 
De este primer documento leído por Martí públicamente en los Estados Unidos cito el siguiente fragmento que nos da la medida de la grandeza de su mensaje: “No a hacer destemplada gala de entusiasmo y consecuencia personales vengo, - sino a animar con la buena nueva la fe de los creyentes, a exaltar con el seguro raciocinio la vacilante energía de los que dudan, a despertar con voces de amor a los que -perezosos o cansados- duermen, a llamar al honor severamente a los que han desertado su bandera. Y no cuido del aliño de mi obra, breve y raquítica muestra de la que intento en beneficio de la patria- porque no tiene derecho a los refinamientos de la calma un lenguaje que no ha sabido conquistar aún para su pueblo la calma honrada y libre; ni debe el buen guerrero, en la hora del combate, curar de su belleza sino de ofrecer el pecho ancho, como escudo del patrio pabellón, a las espadas enemigas. Por más que este enemigo a quien  ahora combatimos, luche, más que con espadas, con puñales.”
 
Se sabe que entre 1887 y 1891, tanto en el Masonic Temple como en el Hardman Hall, ambos en la ciudad de Nueva York, José Martí, con su sabia palabra y su visión profética protagonizó las grandes reuniones, devenidas en sagrado culto para la evocación a aquellos que emprendieron el camino liberador en Cuba. A solo veinte años de la acción de Céspedes, la que marcara el inicio de la Gesta de los Diez Años, José Martí se dirigió a los cubanos emigrados en Nueva York, desde el  Masonic Temple y se refirió al “ardor inevitable del corazón” y a “las pasiones evocadas por el recuerdo y la presencia de nuestros héroes”.
 
Para José Martí,  la gesta independentista de 1868, a pesar de su fracasado fin, tuvo una connotación trascendente, y el gesto inicial de la contienda que protagonizara Céspedes,  un significado real y a la vez simbólico. Sus reiteradas intervenciones durante varios años en los Estados Unidos de América para recordar el 10 de octubre son una prueba irrefutable.
 
Esas “pasiones evocadas por el recuerdo y la presencia de nuestros héroes” adquirieron un  significado real y trascendente cada 10 de octubre en las reuniones, que no solo eran motivo para la evocación del histórico día, sino para el llamado coloquial que sirviera para la reunificación de los cubanos dispersos en el exilio con ansias libertadoras. José Martí en el citado discurso fue capaz de convocar a los cubanos de su tiempo al expresar: “Miente a sabiendas, o yerra por ignorancia o por poco conocimiento en la ciencia de los pueblos, o por flaqueza de la voluntad incapaz de las resoluciones que imponen a los ánimos viriles los casos extremos, el que propale que la revolución es algo más que una de las formas de la evolución, que llega a ser indispensable en las horas de hostilidad esencial, para que en el choque súbito se depuren y acomoden en condiciones definitivas de vida los factores opuestos que se desenvuelven en común”.
 
Pero su palabra encendida que provocaba en todos sensaciones indescriptibles -según el testimonio de aquellos que ya siendo muy ancianos narraron las proezas de su elocuencia ilimitada-  alcanzó su clímax en estas tierras con sus famosos discursos pronunciados en el Liceo Cubano de Tampa, Florida. El 26 de noviembre de 1891, en la conmemoración por el 27 de noviembre de 1871, fecha del fusilamiento de los estudiantes de medicina, el Apóstol cubano pronunció uno de sus más célebres discursos, el que ha pasado a la posteridad con el nombre de: Con todos, y para el bien de todos.
 
En este imprescindible discurso expresó que a Cuba se le ha de tomar como altar y no como pedestal, lo que presupone que se le tome para ofrendarle y no para levantarnos  sobre ella. Igualmente se refirió a la ley esencial que habría de cumplirse en aquella república anhelada por el héroe: Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, lo que en nuestros días lamentablemente resulta paradójico, y los que tergiversan su enseñanza lo omiten al ver el contraste entre las aspiraciones martianas y la realidad cubana del momento, por lo que se refugian en el supuesto carácter antiimperialista de su mensaje.
 
Se ha estado invocando continuamente a Martí a partir de ideas predeterminadas por los gestores del pensamiento cubano, se ha hecho un excesivo énfasis en el símil del monstruo, se le ha inculcado a las llamadas nuevas generaciones el dudoso concepto de un Martí antiimperialista, y se ha omitido esta frase tan aparentemente sencilla acerca de una dignidad plena en una república, cuya consumación ha sido siempre motivo de gran polémica, lo que Martí no pudo ver como realización, y por suerte, no alcanzó a verla en su fase de degradación comunista.
 
De cualquier modo, como diría también Martí en este discurso: “Para verdades trabajamos, y no para sueños”, y la verdad se acerca aunque lentamente, y al fin llegaremos a poner “la justicia tan alta como las palmas”, y “alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: Con todos, y para el bien de todos”.

                                       

Al siguiente día, en este mismo lugar pronunció el otro de sus discursos ejemplares de Norteamérica, Los Pinos Nuevos, en conmemoración del 27 de noviembre de 1871, fecha del fusilamiento de los estudiantes de medicina. Del contenido de dicho discurso también se suele entresacar alguna que otra frase; aunque la mayoría de las veces los “oradores” oficialistas sumidos en su total ignorancia de la obra del maestro,  y los “estudiosos” de la obra martiana tratando de favorecer siempre las propuestas del régimen, se limitan a citar el supuesto nombre del discurso para relacionarlo con los jóvenes del momento en su lucha revolucionaria y antiimperialista, o cualquier otra idea descabellada que vincule aparentemente al autor de Versos Libres con los sucesos del proceso socialista cubano.
 
Como ya expresé antes, cualquier frase aislada de su contexto puede ser manipulada. Téngase presente que el colosal cubano se refirió a verdaderos pinos que había visto durante su viaje de Nueva York a Tampa, ya casi en las cercanías de esta última localidad, lo que al parecer quedó grabado en su sensible mente y lo utilizó como símil para hacer referencia a los jóvenes que formaban parte de su auditorio, es decir, la comunidad de emigrados cubanos en Tampa, en su mayoría obreros, aunque con una cultura y sensibilidad artística que es destacada por Martí en estos discursos, lo que le permitía subir el sentido poético de su radiante palabra mediante imágenes, símbolos y símiles, de ahí la frase final de la alocución: “¡Eso somos nosotros: pinos nuevos!”, con lo que también se incluía en la multitud. En esta fecha Martí contaba con treinta y ocho años, la brevedad de su paso por la tierra quiso que siempre fuera joven; aunque ante la inmensidad de su grandeza nos parezca un hombre en la plenitud de su madurez.
 
Martí evocó sabiamente el trágico suceso del fusilamiento de los jóvenes cubanos, algo que lo marcara para siempre, lo que resumió con elevado sentido literario y filosófico en la expresión: “Por lo invisible de la vida corren magníficas leyes. Para sacudir al mundo, con el horror extremo de la inhumanidad  y la codicia que agobian a su patria, murieron, con la poesía de la niñez y el candor de la inocencia, a manos de la inhumanidad y la codicia”.
 
Se destacan igualmente sus discursos en la Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York, uno en la velada en honor de América Central, y otro dedicado a México; así como el que ofreciera en Cayo Hueso, el 25 de diciembre de 1891, en Duval-House de Madame Bolio, en los que alentó a los cubanos emigrados en pos de su reunificación para la reiniciación de la gesta independentista, y en los que destacara el rol regional de los pueblos de Latinoamérica.   
 
 (Continuará)

Este ensayo ha sido escrito especialmente para el sitio Cubanálisis que dirige el destacado escritor y político Eugenio Yañez, cuya opinión acerca de este trabajo reproducimos a continuación:

"Ahora si pude revisarlo con calma. Para decirlo con una sola palabra, este ensayo tuyo me parece, sencillamente, lapidario. Es un texto fundamental para conocer a Martí, y no solamente para los cubanos dentro de Cuba. Estoy seguro que muchos cubanos en EEUU y en todos los países donde, desgraciadamente, andan regados, no saben muchísimas cosas de las que expones en este maravilloso texto. Hay que pensar alguna manera para que esto se pueda enviar a Cuba (memorias flash, cualquier técnica moderna) para que lo puedan leer muchos allá".


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Mayo 04, 2017, 03:56:07 pm por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

      JOSÉ MARTÍ, UNA APROXIMACIÓN A SU PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y A SU RELIGIOSIDAD.
                                                          ALBERTO ROTETA DORADO.

                                                 (Spanish) Paperback – March 27, 2017



Product details
Paperback: 218 pages
Publisher: Arista Publishing LLC; 1 edition (March 27, 2017)
Language: Spanish
ISBN-10: 1945461071
ISBN-13: 978-1945461071
Product Dimensions: 6 x 0.5 x 9 inches
Shipping Weight: 13.8 ounces (View shipping rates and policies)
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Este libro pretende llenar un necesario espacio dentro de la amplia bibliografía dedicada al estudio del pensamiento del más grande y simbólico de los cubanos de todos los tiempos. Hasta el presente, el tema de la religiosidad martiana y de su pensamiento filosófico solo había sido tratado en algunos capítulos de obras imprescindibles dentro de la investigación martiana que alcanzaron cierta notoriedad durante la primera mitad del pasado siglo veinte; pero la existencia de un texto único que en su totalidad aborde estos temas es algo realmente novedoso, y no solo por esta razón, sino por la forma en que ha sido tratado el complejo y polémico tema de la filosofía y la religiosidad en José Martí, quien se ganó el calificativo de Apóstol, no solo por la entereza de su entrega a la causa de la nación cubana, sino por sus virtudes espirituales y éticas que lo aproximan a aquellos primeros seguidores del cristianismo, algunos de ellos mártires, a los que se les llamó apóstoles.
 
Su autor ha dedicado más de veinte años al estudio de las enseñanzas de José Martí, tratando de poder integrar ciertas ideas que se fueron gestando desde su juventud al descubrir la grandeza de su espiritualidad y la profundidad de su pensamiento.

Este libro es pues el resultado de cientos de anotaciones, reflexiones, interrogantes y apuntes, y de la modificación de algunas de las más de cien conferencias que ha dictado a través de los años sobre estas materias, por lo que el lector no encontrará una terminología excesivamente académica como ocurre cuando se tratan temáticas filosóficas y se pretenden explorar áreas de los campos de la epistemología y la axiología, lo que no significa que no penetre en las raíces, móviles, causas y resultantes del pensamiento del colosal hombre de Dos Ríos, o se aparte de lo axiológico en Martí, algo que resulta imposible  en un ser cuya trascendencia está dada, en gran medida, por su filosofía de los valores y su distinción en los juicios.

Con firmeza el autor defiende su planteamiento de un Martí filósofo, que va más allá de las concepciones de pensador profundo, escritor filosófico, hombre espiritualista, entre otras acepciones que han asumido a través del tiempo aquellos que intentaron acercarse a su enseñanza; además sostiene que es idealista, racionalistay profundamente religioso, para lo que utiliza cientos de referencias extraídas de la obra martiana.

La recopilación de más de un centenar de citas de José Martí sobre la temática filosófica y religiosa, agrupadas por temáticas, y que han sido utilizadas en el libro, es otro de los valores del texto, lo que permitirá al lector acudir con facilidad y consultar detalladamente cada referencia.

El Martí que se presenta a través de los capítulos del texto, no es un nuevo Martí o un Martí diferente, sino un Martí que se ha omitido, y hoy presentamos en honor a la justicia como algo de lo que no podemos prescindir. Hacerlo sería mutilar una parte de su grandioso pensamiento. Presentar al Apóstol en su real dimensión, desde la perspectiva de su pensamiento filosófico y su religiosidad, es pues la intención de este libro.

https://www.amazon.com/Jose-Marti-aproximacion-pensamiento-religiosidad/dp/1945461071/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1491957371&sr=1-1
                                           


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Febrero 01, 2017, 01:44:56 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                                      JOSÉ MARTÍ, PERIODISTA EXCEPCIONAL, NI ANTIIMPERIALISTA NI SOCIALISTA
                                                         ARTÍCULO ESPECIAL EN EL THINK-TANK DE CUBANÁLISIS
                                                             Dr. Alberto Roteta Dorado, Fort Pierce, Estados Unidos


                                               

José Martí, el extraordinario ser que recordamos siempre, aunque de manera especial lo evocamos cada 28 de enero, se graduó de Licenciado en Filosofía y Letras y Licenciado en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Zaragoza, en 1874; aunque inició y cursó los dos primeros años de ambas carreras en la Universidad de Madrid.
 
Se sabe que ejerció el magisterio como catedrático de varias asignaturas, lo mismo en colegios privados de enseñanza elemental y básica que en centros universitarios, al menos en dos países de Latinoamérica: Guatemala y Venezuela, lo que pudo hacer no solo por sus conocimientos de historia, literatura, gramática, oratoria, idiomas, y especialmente filosofía, amén de sus dotes como comunicador, sino gracias a su título de Licenciado en Filosofía y Letras.
 
Hasta el presente no se conoce que ejerciera la profesión de abogado, como tampoco hay referencias acerca de que estudiara materias o técnicas en relación con el periodismo, la profesión que ejerció con mayor intensidad y que le permitiera subsistir durante su prolongada etapa en los Estados Unidos de América.
 
La gran mayoría de los cubanos ha repetido o escuchado esos inspiradores versos suyos salidos del alma, o leyeron algunas de las fábulas, cuentos o breves historias, que también brotaron de las inmensidades de una infinitud a las que solo los grandes seres pueden llegar, y que el sabio hombre nos entregara en su inmortal “La Edad de Oro”; aunque lamentablemente desconocen su grandeza como ensayista ejemplar, como traductor insuperable y como periodista de excelencia.    
 
Su obra literaria, aunque lamentablemente breve, está escrita en un castellano envidiable, con insuperable estilo, y la exquisitez de un aristócrata, a pesar de aquella humildad que lo caracterizó y le acompañó por siempre. Su incursión en la poesía, la novelística, el teatro, la traducción, la crítica literaria y de arte, el periodismo, y de manera especial en la ensayística, lo convierten en el polifacético escritor de talla excepcional que, sin saberlo, estaba revolucionando con su poesía las letras hispanas, pues José Martí fue un poeta de vanguardia, introductor junto al cubano Julián del Casal, el colombiano José Asunción Silva y el mexicano Gutiérrez Nájera, del modernismo como movimiento literario.
 
Sus “encrespados Versos Libres”, constituyen un modelo desde el punto de vista formal -lo que Martí sabiamente llamó “esencia”-  para la poesía de su tiempo, los que junto a Ismaelillo y Versos Sencillos, integran sus más importantes poemarios, versos que son evocados en nuestros días y figuran en las más importantes antologías de la poesía mundial. Su única novela, “Amistad Funesta” o “Lucía Jerez”, sin ser excepcional, es su novela, escrita con sinceridad y la pasión del hombre joven que de prisa redactaba para cumplir con el pedido de entrega semanal para su publicación en diarios de su tiempo; de ahí su estilo un tanto folletinesco, pero aun así, hay un cuidado en el decir y una precisión en la palabra que la engrandecen y la salvan dentro del género. Su obra para teatro “Amor con amor se paga”, logró ser representada con éxito en México en presencia de su autor.
 
Como ensayista nos dejó trabajos hasta hoy inigualables por su forma. Recordemos sus enormes ensayos dedicados a figuras de la ciencia, de las letras, de la religión, de la política o de la filosofía: Darwin, Edward McGlynn, James B. Alcott, Whitman y especialmente Emerson, su más acabado trabajo en este sentido, amén de los artículos: “Ruinas Indias”, “El Padre Las Casas”, “Tres héroes” y “Un paseo por la tierra de los anamitas”, pertenecientes a “La Edad de Oro”, y por supuesto, “Nuestra América”, sin duda, uno de sus ensayos más extraordinarios, y “Lectura en Steck Hall”, considerados verdaderos paradigmas de este género, no solo en lo formal o estilístico, sino como muestra de una vastedad cultural más allá de cualquier posible pretensión y de una erudición inigualable, de la que hacía derroche.
 
No obstante, a pesar de sus méritos como poeta y ensayista, es en su labor como periodista en lo que pretendo insistir en este aniversario de su nacimiento, fecha que,  lamentablemente,  la dictadura comunista que persiste en Cuba se empeña en arruinar a través de una convocatoria para realizar forzadas marchas en las que se gritan las consignas propias de la retórica del caduco régimen, las que resultan contradictorias con aquella sobriedad, distinción y elegancia que identificaron al genial hombre de Dos Ríos.
   
Pero como el propio maestro dijo hacia el final del siglo XIX, cuando la gran oradora inglesa, la Dra. Annie Besant, visitara los Estados Unidos: “Edúquese lo superior del hombre, para que pueda, con ojos de más luz, entrar en el consuelo, adelantar en el misterio, explorar en la excelsitud del orbe espiritual”, es que me propongo cumplir con este reclamo que hiciera aquel a quien hoy recordamos, lo que haré a través de algunos apuntes que más allá de las tenebrosas marchas, de las ridículas consignas y de la vulgaridad propia del hombre nuevo, puedan contribuir a difundir el mensaje del autor de Versos Libres.
 
Recordemos que como periodista llegó a ser publicado en más de veinte diarios de América. La noticia y la crónica adquirieron elevados matices en sus textos. El crítico y ensayista Pedro Henríquez Ureña, llegó a decir que Martí hizo un “periodismo elevado a un nivel artístico como jamás se ha visto en español, y probablemente en ningún otro idioma”. Mantuvo columnas y secciones en prestigiosas publicaciones como: El Partido Liberal, de México; La Opinión Nacional y la Revista Venezolana, ambas de Venezuela; La Ofrenda de Oro, de New York; La Pluma, de Colombia; La Nación, de Argentina; La República, de Honduras; y de manera especial su joya: La Edad de Oro, la que a pesar de su efímera vida y de su dedicación especialmente para niños y jóvenes, reúne en sus páginas extraordinarios textos dignos de imitar por su estilo. 
 
Justamente un periodismo elevado que llegue a alcanzar  un nivel artístico es lo que nos corresponde hacer a aquellos que nos dedicamos al periodismo en sus diversas modalidades. Hemos de ser muy cuidadosos no solo en los escritos de opinión y analíticos, sino en la entrevista y la noticia, algo que vamos dejando a un lado para dar paso al sensacionalismo y a esa idea de complacer que tanto daño nos está haciendo.
 
Si no queremos estar situados en la línea de la llamada prensa amarilla, aquella que según el destacado escritor y político peruano Mario Vargas Llosa, penetra demasiado en la intimidad y en lo personal para complacer a un público que solo busca el entretenimiento a través de la frivolidad y la superficialidad, entonces hemos de asumir una actitud que, sin llegar a ser distante de aquellos para los cuales trabajamos, no se limite pues a la noticia del momento que de manera rápida se disipa en la inmediatez del tiempo.
 
Por haber sido José Martí tan cuidadoso no solo en sus planteamientos temáticos de carácter social, político, cultural, y hasta científico, sino en su estilo sin igual, es que ha podido trascender hasta nuestros días. Si por un instante pudiéramos separar su legado en el terreno político y literario -algo que resulta imposible- para quedarnos solo con su extensa obra periodística, sin duda, José Martí sigue mereciendo ese sagrado lugar ganado en la historia de la nación cubana y en el mundo.
 
Evoquemos en estos convulsos días en que un republicano asume la presidencia de este país, y aun sin haber comenzado su mandato ya era repudiado por multitudes que han salido a las calles a expresar su inconformidad, unas palabras del llamado Apóstol de Cuba, fruto de su trabajo periodístico como cronista en los Estados Unidos:
 
“Ningún partido político tuvo nacimiento más glorioso que el Partido Republicano de los Estados Unidos, porque ninguno se formó con ambiciones más desinteresadas ni con esperanzas más nobles. La Constitución de este país estaba manchada por un vicio original: había transigido con la esclavitud de una raza. El Partido Republicano se fundó verdaderamente para limpiarla de esa mancha. No se componía sólo de los mejores entre los vivos. Puede decirse que se componía también de los muertos ilustres. Las sombras de Washington, de Jefferson, de Franklin, de Hamilton, presidían sus sesiones, y los grandes antepasados de la libertad norteamericana, tomaban parte en espíritu en la obra de refundición en que el oro puro iba a separarse de la escoria”.
 
Lo que demuestra esa habilidad para transmitir una opinión, y hacerlo con esa elocuencia que lo caracterizó, con conocimiento de causa acerca de la política de un país que no era el suyo, pero que conoció en todos sus detalles por respeto a su labor y a sus lectores, en lo que hemos de imitarle para no caer en la simplicidad y en la reiteración de lo que otros han dicho y pretendemos presentar como nuestro. Solo el estudio profundo del tema que vamos a tratar nos permitirá hacer verdaderas apreciaciones que más tarde podrán pasar a la posteridad y no ser desvanecidas en la transitoriedad de lo efímero.
 
Por estos tiempos se refirió también a la encomiable labor de Abraham Lincoln en la abolición de la esclavitud. En su crónica “Filiación Política. El origen del Partido Republicano en los Estados Unidos”, publicada en el diario La Nación, Buenos Aires, el 6 de noviembre de 1884 expresó:
 
“En 1860, Abraham Lincoln, el más reposado y sereno enemigo de la esclavitud, un hombre de los que se llaman providenciales, porque responden a todas las exigencias del ministerio que les toca, subió al poder por dos millones de votos, y llevó consigo a la famosa Casa Blanca, la bandera del Partido Republicano. Innecesario es recordar la ira del Sur; el rompimiento del pacto, la miserable conducta de Buchanan, el júbilo de Europa por la mutilación del coloso, las vicisitudes numerosas y extraordinarias de la guerra. El 10 de Enero de 1863, usando de una facultad que la más autorizada interpretación del Derecho Constitucional le reconocía, el Presidente de los Estados Unidos, en castigo de rebeldes y por la dictadura suprema de la guerra, proclamó libres los esclavos del Sur. La pintura, la poesía, la elocuencia nos han conservado la imagen de ese Consejo de Gabinete en que Lincoln de pie lee a sus ministros la proclama, escrita por él mismo en ese estilo que la Historia no tiene que alterar, en que las ideas se graban de una vez”. [1]
 
Se trata de un tema político que con precisión y sin ornamentos literarios Martí describe de manera magistral; no obstante acude a los recursos de la narrativa para limar la aspereza del tema, de ahí que intente recrear el momento en que el querido presidente Lincoln proclama la abolición de la esclavitud y exalte la labor de las artes, de manera particular la pintura, la poesía y la oratoria.
 
Por supuesto que no estamos en los tiempos de José Martí; sino en un mundo de hipermodernidad, de continuos y drásticos cambios, de dinamismo y rapidez, de redes sociales e hiperconectividad;  en un convulso contexto en el que un escrito extenso, con ciertas complejidades, con términos rebuscados y con exquisito cuidado en el estilo, corre el riesgo del fracaso; pero no podemos olvidar que no solo tenemos la misión de informar; sino de enseñar y educar, algo que el colosal cubano ejemplar tenía muy bien definido.
 
Una infinidad de diarios, sitios digitales, blogs, revistas, amén de las llamadas redes sociales, nos invaden cada día con una rapidez cada vez mayor; sin embargo la inmediatez de estos duros tiempos no nos debe envolver en una simplicidad carente de ese toque distintivo que como comunicadores debe caracterizarnos.
 
La profundidad al abordar un tema debe ser la meta que hemos de proponernos. Al hacer un planteamiento debemos ser muy cuidadosos, no podemos permitirnos que aparezcan en los medios que tienen la gentileza de admitirnos como colaboradores, cronistas o analistas, imprecisiones o errores conceptuales, algo que tanto ocurre en nuestros días.
 
Es necesario que sepamos ocupar nuestro lugar y que practiquemos la virtud de la humildad, tal como hiciera el Apóstol. Pero la necesidad de ser el centro dejando atrás la sencillez y la modestia, hace que cometamos errores que no resultan enmendables una vez que se publican.   
 
Indudablemente no todos tenemos esa vastedad cultural de aquel hombre continental que se daba el lujo de tratar lo mismo aspectos de la teoría de la evolución de Darwin que de la poesía de Whitman, por lo que hemos de ser selectivos por respeto a nosotros mismos y a nuestros lectores: si no conocemos a profundidad un tema, pues con humildad hemos de dejarlo para que otros lo aborden. No todos podemos ser expertos, analistas o especialistas.
 
Ceder el paso a otros no significa doblegarnos, sino ser inteligentes y asumir posiciones desde concepciones éticas que nos permitan hacer un periodismo de primera, como el que hizo aquel genial hombre, cuyo nacimiento recordamos hoy.
 
Si analizamos las crónicas, ensayos y artículos que José Martí publicó durante su  corta, pero fecunda vida, al menos en este aspecto podemos vislumbrar a un hombre crítico, preciso, enérgico; pero jamás agresivo e hiriente.

En 1890, en la Revista Universal de México,  hizo fuertes críticas a la religión, aunque con medida y justicia, sin burlarse y sin dar lugar al choteo, algo que de manera lamentable resulta tan común en los medios actuales:
 
“La forma atrevida y corrompida desconoce la esencia pura que ha abrumado y ha roído. El cristianismo ha muerto  a manos del catolicismo. Para amar a Cristo, es necesario arrancarlo a las manos torpes de sus hijos”.
 
Solo unos años antes, en 1887, publicó en el diario La Nación, Buenos Aires, con el título: “El monumento de la prensa, los periodistas de Nueva York”, un escrito monumental en el que se refirió al reverendo Edward McGlynn, y a la idea de una necesaria iglesia de nuevo tipo en la que se respetaran las libertades individuales del hombre y donde más allá de los templos existieran puertas abiertas para la verdadera redención y el cultivo del pensamiento de los hombres:
 
“Catedral debiera hacerse, -expresó José Martí- porque los edificios grandiosos entusiasman, conservan y educan; pero no catedrales de ritos, a que los hombres sólo se apegan para salvar su hacienda y privilegios en esta hora obscura, y son, más que catedrales murallas, y más que altares, parapetos; sino una arquitectura nunca vista, donde se consagrara la redención del pensamiento humano y fuese el entrar en ella como en la majestad, y sublimarse en la compañía de los héroes, vaciados en bronce; ¡y las puertas siempre abiertas¡ La libertad debiera ya tener su arquitectura”. [2]
 
Ser más agresivos, acudir de manera recurrente a frases del populacho hasta llegar a la vulgaridad, utilizar ciertos giros que más allá de la justificada ironía se convierten en la burla y la bufonada, no nos hace más críticos, ni más enérgicos en nuestro rol de denunciar la injusticia social y política; contrariamente, nos convierte en esos hombres superficiales de la prensa amarilla que ya he comentado antes, algo muy distante de aquel hombre que “tiene tanto de soldado”, según escribiera el Apóstol al director de La Nación, desde Nueva York, en 1887, refiriéndose a los periodistas.
 
Es cierto que trabajamos para nuestros lectores; lo que no significa que  premeditadamente redactemos para complacerlos sobremanera, sino para mostrarles la realidad del mundo y de manera particular de nuestra nación, pero hacerlo desde la óptica del respeto y siendo muy cuidadosos con el estilo, es decir, con la forma, algo en lo que José Martí fue un verdadero maestro, y le llamó -aunque parezca contradictorio- la esencia.
 
Publicado inicialmente en:
http://www.cubanalisis.com/ART%C3%8DCULOS/ROTETA%20DELGADO%20-%20JOS%C3%89%20MART%C3%8D%20PERIODISTA%20EXCEPCIONAL....htm

                     Continuará.


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Julio 23, 2015, 12:46:43 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                      JOSÉ MARTÍ. Algunas de sus reflexiones filosóficas en sus cuadernos de apuntes. Segunda parte.                                                             
                             Por: Dr. Alberto Roteta Dorado. El Puyo, capital de la provincia de Pastaza, Ecuador.


La filosofía llega en su especulación a los recónditos misterios de la evolución de la vida, en tanto que el espíritu; pero continuamente  vela un conocimiento que en mentes no versadas se puede malinterpretar, y ante esta limitación, es preferible reservar el misterio y guardar el silencio, como exigieron Pitágoras y Platón a sus discípulos, y un tanto después Ammonio Saccas y Plotino. Recordemos la enseñanza martiana  sobre la existencia de <hechos en el mundo del espíritu>,  y la imposibilidad de los objetos externos del mundo material para llevarnos a la <cognoscencia de una verdad creadora eminentemente subjetiva>,   y ante todo su genial sentencia respecto a la ciencia y el espíritu que nos entrega en su ensayo Emerson, de 1882:

“Las ciencias confirman lo que el espíritu posee: la analogía de todas las fuerzas de la naturaleza; la semejanza de todos los seres vivos; la igualdad de la composición de todos los elementos del Universo; la soberanía del hombre, de quien se conocen inferiores, mas a quien no se conocen superiores”.

¿Qué nos propone Martí para poder alcanzar el verdadero conocimiento y aproximarnos a la verdad, respecto al gran misterio de la vida humana?  En su noveno cuaderno, hace alusión al antiquísimo texto sagrado de la filosofía hindú conocido como Hammathana,  y elogia el método oriental de poder llegar al conocimiento de las cosas, a partir de un objeto determinado, tratando de desentrañar todas sus características, sus partes constituyentes, su textura, su dimensión, color, etc. hasta llegar a fundirse por completo en este objeto de meditación y poder llegar a sus cualidades, más allá de la apariencia - entonces el hombre queda establecido mediante el objeto, en su propia naturaleza esencial. Como podrá apreciarse, Martí destaca el sentido racional y preciso de esta modalidad tan conocida desde tiempos inmemoriales en los pueblos del lejano oriente, sobre todo de la India, país en el que se han desarrollado múltiples sistemas de filosofía, entre las cuales se destacan la Vedanta y la Yoga. Este método elogiado por el apóstol, pertenece a las enseñanzas de esta última escuela filosófica fundada por Patanjali unos seis siglos antes de Cristo. Las palabras del Apóstol son las siguientes: 

¡Qué método tan cierto, tan racional, de dar con la verdad! fijar la atención sobre un objeto, de modo de investigar plenamente las partes que lo constituyen, el principio y el origen, la existencia y la destrucción final; la naturaleza de las partes que lo componen; lo que hay en él de esencial y de accidental”. [/b]

Esta imposibilidad de llegar a la verdad, a la esencia de las cosas, había sido tratada por Blas Pascal (1623-1662) cuando pone límites a la razón humana, contrariando los conceptos de Descartes (1596-1650) que abrían todos los caminos al racionalismo.  Pascal determinó una dualidad de límites en la razón del hombre: el primer límite está en relación con la experiencia  y el segundo está determinado por la imposibilidad de deducir los primeros principios; los principios que son el fundamento del razonamiento y que según Pascal, están fuera del razonamiento, el cual no puede refutarlos; pero tampoco demostrarlos. Años más tarde el gran genio de la filosofía alemana de todos los tiempos: Enmanuel Kant (1724-1804) con su teoría de las cosas en sí y la imposibilidad de que el hombre llegara a las cosas en sí, también estableció pautas acerca de la limitación del total conocimiento de las cosas. En su <Crítica de la razón pura>, Kant defendió la idea de que el hombre tenía el conocimiento del fenómeno o del efecto de las cosas; pero no de las cosas en sí. Para llegar a entender la experiencia, -conocimiento posteriori-, es necesario tener conocimientos que no provengan de la experiencia, - juicios a priori-,  y señala : <aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia>.   

En sus intentos de encauzar la metafísica por caminos de las ciencias físico-matemáticas, y así hallar una certeza para la filosofía, se encontró con la interrogante respecto al aislamiento de la experiencia de los conceptos de la metafísica. Solo el conocimiento a través de la experiencia puede llegar a adquirir la dimensión del verdadero conocimiento con su Universalidad y su necesidad. En correspondencia con esta idea de la filosofía kantiana Martí sostiene: <No podemos conocer las causas de las cosas en sí mismas. Las causas no se revelan a nosotros directamente>,   y sin el conocimiento de la causa, de la esencia que determina un efecto, no se llegará al conocimiento real de las cosas, lo que el Apóstol asoció al hecho de que <la vida humana es una ciencia>, pero precisó con seguridad que <a cuyo conocimiento exacto no se llegará jamás>


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Julio 22, 2015, 01:37:12 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                            JOSÉ MARTÍ. Algunas de sus reflexiones filosóficas en sus cuadernos de apuntes.                                                             
                             Por: Alberto Roteta Dorado. El Puyo, capital de la provincia de Pastaza, Ecuador.


Os doy gracias a aquellos que se acercan a este sitio y específicamente a mi Blog para leer, estudiar o solo para ver de qué se trata, de cualquier forma os agradezco su gentileza por llegar hasta aquí y poder acercarse a este tipo de enseñanzas, lamentablemente un tanto olvidadas en estos tiempos de hipermodernidad, de grandes espacios, de redes sociales, de entretenimiento a través de juegos, novelas absurdas, comerciales y otras tantas cosas, que sin duda, han distanciado al hombre actual de la filosofía y de la verdadera religiosidad.

Una lectura de este tipo de artículo siempre podrá ser edificante, pero un verdadero estudio será mucho mejor, luego la reflexión detenida sobre lo que se ha estudiado, y así,  hasta que su mente se cuestione con juicio crítico y sincero la idea de como surge lo diverso desde lo Uno, de cómo es posible que lo Uno se exprese a través de las múltiples unidades de vida-conciencia manifestadas en el Universo, y otras grandes abstracciones, que han sido los principales puntos polémicos de la filosofía a través de los siglos.

Los artículos que os he estado presentando desde el pasado 23 de febrero de este año, han sido en su mayoría, el fruto de mis reflexiones sobre ciertos estudios de filosofía y religión que desde hace alrededor de veinticinco años he venido realizando. Algunos son fragmentos de ensayos pertenecientes a determinada etapa de mis estudios, y que los he retomado y agregado algunas valoraciones nuevas, otros han sido redactados para publicar, otros son fragmentos de charlas y conferencias que dicté en Cuba y de mis libros de ensayos que permanecen inéditos.

Sorprendido por haber sido visitado en mi Blog por casi un centenar de lectores en menos de un día, os dejo a su consideración nuevas propuestas con la seguridad de que podáis estudiarle y analizarle detenidamente, al propio tiempo, que os sirva de punto de partida para el estudio ulterior de los autores y las obras que con frecuencia cito.

Gracias a todos: 
Dr. Alberto Roteta Dorado

José Martí en su cuarto cuaderno de apuntes  se refiere a las limitaciones de la ciencia del conocimiento humano, y del propio hombre, para conocer con exactitud su verdadera naturaleza,  al sentido del deber; a la relación entre el deber como ley y el sacrificio, así como, a la esencia que subyace detrás de cada religión y de cada filosofía.

La vida humana es una ciencia, a cuyo conocimiento exacto no se llegará jamás. Nadie confesará jamás completamente sus desfallecimientos y miserias, los móviles ocultos de sus actos, la parte que en sus obras ejercen los sentidos, su encorvamiento bajo la pasión dominadora, - sus horas de tigre, de zorra y de cerdo.- Y como cada hombre es un dato esencial para esta ciencia - el hombre mismo estorbará perpetuamente que sea conocido el hombre. Y, sin embargo, aunque nada es en apariencia más descompuesto - nada es en realidad más metódico y regular, más predecible y fatal, más incontrastable y normal que nuestra vida.” 

Los dos primeros cuadernos de apuntes se caracterizan por el marcado interés del Apóstol hacia aspectos relacionados con el origen del Universo, con las concepciones acerca de la Divinidad o Deidad manifestada, con sus visiones  del alma y otras ideas en torno a la especulación filosófica, de marcado sentido metafísico. El hombre siempre ha estado presente en su pensamiento filosófico a través de <la idea de sustancia creada>,  o de la imagen del <hombre que camina hacia Dios>. Ahora el hombre ocupa el centro de su atención, ya no se trata de ahondar en nuestro misterioso origen divino, ahora se lanza hacia la búsqueda de los móviles de la actuación humana en el contexto de la sociedad; por cuanto, una acción en el orden individual ejerce una influencia en multitudes, a la vez que los actos de multitudes inciden en el orden individual humano. No podemos decir que en sus dos primeros cuadernos el tema del hombre le fuera ajeno; resulta, que las preocupaciones cosmogónicas, cosmológicas y metafísicas adquieren una mayor dimensión en el pensamiento del Apóstol.

Ahora su aforismo donde relaciona al hombre y al universo, perteneciente al noveno cuaderno, nos permite comprender, que el hombre ocupa el centro de su reflexión: <El hombre es el Universo Unificado. El Universo es el hombre varificado>  ,  lo que recuerda la antigua enseñanza atribuida a Hermes de <cómo es lo interno así es lo externo, como es arriba así es abajo>, presentada en la filosofía contemporánea como la idea del hombre como microcosmos reflejo del macrocosmos, es decir, del Universo.  El hombre es el propio universo, o sea, su expresión o reflejo en una escala menor. Si en el hombre se expresa todo el  universo, el hombre es, en cierta medida el propio Universo, como afirmó  el Apóstol, cuando se refirió a la idea de lo uno y lo múltiple:

De lo uno se deriva lo múltiple, que en cada una de sus manifestaciones representa en sí todo lo uno. El yo es el universo mismo, y el universo mismo no es más que el yo. En lo más pequeño, el todo, y en el todo lo más pequeño”.

Pudiéramos referirnos a un enfoque de carácter antropológico en el pensamiento filosófico martiano, considerando el sentido esencial de estas reflexiones. En la primera idea seleccionada, el maestro considera que la vida del hombre es una verdadera ciencia; pero su total conocimiento, no tendrá lugar, por cuanto, las limitaciones de esta propia ciencia del conocimiento humano lo impiden, y además, por las limitaciones inherentes en el hombre, desde el punto de vista sensorial y del razonamiento para poder llegar a comprender su verdadera naturaleza esencial y fundamental en su total y real dimensión, no limitado a su aspecto corporal, esfera en la que, aún en nuestros días existen múltiples enigmas que imposibilitan el conocimiento de todas las funciones, estructuras e integraciones que tienen lugar a este nivel, sino considerando también sus aspectos intelectuales, con todos los misterios de la mente, y el lado espiritual humano -aún más desconocido todavía en nuestro tiempo- con la grandeza de la evolución monádica o espiritual -, desconocida completamente para la ciencia, -  y este no es precisamente, su objeto y su campo de estudio y desenvolvimiento -,y por lo tanto negada al no poder comprobarla;  tergiversada en su totalidad por la religión que a través de los siglos ha impuesto sus dogmas ortodoxos; y aunque en los últimos años ha intentado abrir un tanto su horizonte, sus ignorantes fieles, jamás se aproximarán ni siquiera un ápice a la comprensión de dicha evolución. 

                                        (Continuará)


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Julio 17, 2015, 10:52:38 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                              JOSÉ MARTÍ. LA GESTACION DE SU PENSAMIENTO FILOSOFICO.
                                         Por: Dr. Alberto Roteta Dorado. Quito. Ecuador.


En el artículo anterior analizamos algunas ideas expresadas por el autor de <Versos Libres> respecto a su visión de la Deidad Suprema, sus valoraciones acerca del alma, así como las influencias recibidas de diversas tendencias filosóficas durante sus estudios de filosofía en territorio español. La última de las citas presentadas fue la siguiente:

El alma post-existe. Y si post-existe, y no nacemos iguales,  pre-existe, ha pasado por distintas formas. -¿Aquí o allá?- Es inútil preguntarlo, pero ha pasado.”    

Ahora su pensamiento nos recuerda de nuevo la enseñanza de Platón respecto al alma, según Platón, el alma preexiste al cuerpo, lo que permite la reminiscencia o anamnesis, es decir, traer de nuevo o recordar lo pasado. En su <Menón> nos dice al respecto: < no hay nada que no haya aprendido y no es extraño que sea capaz de recordar lo que sabe sobre la virtud y sobre otras cuestiones, que ya conocía anteriormente> . Platón insiste también en la inmortalidad del alma, y dicha inmortalidad solamente es posible si puede existir independientemente del cuerpo que la aprisiona, <el alma del hombre es inmortal, y que unas veces le llega el fin -a lo que llaman morir- y otras nace de nuevo; pero que jamás se destruyen>.   Este renacer del alma en sucesivos cuerpos defendido por los grandes filósofos y místicos de la antigüedad aparece expresado en la enseñanza del Apóstol en la siguiente idea:

Allá, en otros mundos, en tierras anteriores, en que firmemente creo, como creo en las tierras venideras, - porque de aquella tenemos  la intuición pasmosa que puesto que es conocimiento previo de la vida revela vida previa-y a estas hemos de llevar este exceso de ardor de pensamiento, in empleada fuerza, incumplidas ansias y desconsoladoras energías con que salimos de esta vida; - allá en tierras anteriores, he debido cometer  para con la que fue entonces mi patria alguna falta grave, por cuanto está siendo desde que vivo en mi castigo, vivir perpetuamente desterrado de mi natural país, que no sé donde está, - del muy bello en que nací, donde no hay más que flores venenosas , de ti y de él.-

Sin duda, nuestro héroe está haciendo una declaración irrefutable acerca de su creencia en la reencarnación, asumida como ley de la evolución natural, no solo del hombre, sino como ley universal, aplicable a todo el Universo, y en escala descendente a nuestro sistema solar y a todas las criaturas en el expresadas. Su idea acerca de otros mundos y de aquellas tierras pretéritas y venideras es colosal, solo comparable al pensamiento de Platón, quien fue un verdadero reencarnacionista, como también lo fueron sus seguidores, así como a Giordano Bruno, quien expresa sutilmente el mensaje desde la perspectiva de lo ilimitado del Universo, y que el Apóstol cubano trató como el concepto de <no límites>, más reciente la rusa Blavatsky hizo sendas exposiciones en su inmortal <Doctrina Secreta>, abordando la reencarnación como una de las grandes leyes que rigen los designios del Universo y del hombre. La mística y venerada maestra del siglo diecinueve, que fue admirada y elogiada por el propio José Martí, se refirió a al paso de toda la fuerza, vitalidad y energía desde de un centro evolutivo determinado hacia otro futuro centro, llamados por ella <centros virtuales de fuerza>, se mantenía de esta forma una fluir divino de manera continua, aunque expresado indistintamente en uno u otro centro de evolución. De esta forma, nuestro sistema solar es la resultante de otros sistemas precedentes, los que ofrecieron su energía y sus <principios> al actual.

La idea expresada por José MARTÍ es en relación con el hombre y en nexo directo con otras de las leyes divinas del Universo: la ley del Karma, <a estas - refiriéndose a otras tierras- hemos de llevar este exceso de ardor de pensamiento, in empleada fuerza, incumplidas ansias y desconsoladoras energías con que salimos de esta vida>. Ley de acción y reacción, de redistribución infalible, de ajuste retributivo en orden a tus actos cometidos para bien o para mal, pero siempre tratando de lograr el equilibrio y la unidad de todo lo expresado en el Universo. Me estoy refiriendo a cosas universales, a leyes, a enseñanzas ancestrales tratadas y asumidas con seriedad por grandes místicos y filósofos de todos los tiempos. La posesión de solo una parte de este conocimiento adulterado, vulgarizado y llevado a las masas ignorantes por parte de unos lunáticos personajes de determinadas sociedades fraternales, trajo consigo que estos conceptos se vieran con una óptica distinta, camino intermedio entre el fanatismo y la ignorancia. Tratar de llevar ciertas enseñanzas que siempre fueron reservadas a través del esoterismo para unos pocos a todos, es peligroso. Se corre el riesgo de la posibilidad de adulteración. Es preferible ser incomprendidos por las multitudes que malinterpretados.   

Retomando sus nuevas concepciones sobre la Deidad en esta etapa nos encontramos en sus cuadernos de apuntes:

“Una sola cosa no ha de morir. El Dios conciencia, la dualidad sublime  del amor y del honor, el pensamiento inspirador de todas las religiones, el germen eterno de todas las creencias, la ley irreformable, la ley fija, siempre soberana de las almas, siempre obedecida con placer, siempre noble, siempre igual, - he aquí la idea poderosa y fecunda que no ha de perecer, porque renace idéntica con cada alma que surge al la luz; he aquí la única cosa verdadera, porque es la única cosa por todos reconocida; he aquí el eje del mundo moral; - he aquí a nuestro Dios  omnipotente y sapientísimo” .

El Dios Conciencia, que es el hijo del Dios que creó, que es el único lazo visible unánimemente recibido, unánimemente adorado, que une a la humanidad impulsada con la divinidad impulsadora.- (…) Este Dios, y el Dios Patria, son en nuestra sociedad y en nuestra vida las únicas cosas adorables.”     

La existencia de dos deidades en diferentes peldaños; pero una en relación directa con la otra y como consecuencia o efecto del impulso descendente de la primera - del Dios que creó -, recuerda las concepciones filosóficas más abstractas dentro del vasto pensamiento filosófico de la antigüedad; así como  las antiquísimas enseñanzas del oriente, ante todo de la Escuela de filosofía  Vedanta de la India, con su concepto de la Deidad Omnisciente y Omnipotente, causa de la existencia y disolución de un universo. El Dios que creó ocupa un lugar más elevado que el Dios Conciencia, mientras que la humanidad permanece sin el conocimiento de esta primigenia causa,  que se nos revela y por tanto, se nos muestra como el Dios Conciencia,  que al mostrársenos parcialmente,  como resultante de la impulsadora fuerza de la Divinidad Suprema - el Logos Cósmico Inmanifestado, precursor del manifestado -, la humanidad puede reconocerle; por cuanto es su propia expresión. Su concepto del deber patrio es tan enorme, que compara la adoración divina con la adoración a la patria. La parte del pensamiento que analizamos nos presenta la concepción martiana de Dios como idea eternal, un concepto de la Divinidad diferente al concepto habitual predicado por todas las religiones en su sentido exotérico y que Martí nunca asimiló, un Dios reunidor de todas las grandes y nobles verdades por ser él, la Verdad Suprema y Absoluta.

Cuando el apóstol   hace referencia a una dualidad de Dioses: un Dios Conciencia y un Dios que creó, reconoce al Dios Conciencia como hijo del Dios que ha creado, situándolo en un peldaño inferior, sin que jamás pierda su sublimidad y omnipotencia inherentes. Al estar situado en un plano más cercano al hombre, éste puede adorarle, venerarle y redimirse a través de él; por cuanto representa al Verbo hecho carne, habitando entre nosotros, es el Logos de los antiguos pensadores griegos, que se aproxima a los hombres y llega a habitar entre ellos, para ofrecer un mensaje de esperanza, cuando cíclicamente, la fe tiende a extinguirse. Los hombres de la antigua Palestina siguieron hace más de dos mil años al Cristo-Jesús, símbolo del Logos manifestado y expresado entre los hombres y lo han hecho los tibetanos inspirados en Padmapani- Avalokitechvara.  Para Martí el Dios Conciencia está incluido en el Dios creador y subordinado respecto a él, de igual forma que Orígenes , el célebre doctor de la Iglesia percibió en el Logos  una posición subordinada respecto a la Trascendencia Divina de Dios. Para Orígenes, solamente el Padre es plenamente Dios, al ser  absolutamente inengendrado. No obstante, aunque destaque el carácter unitario de Dios, da gran importancia a las relaciones de subordinación del Hijo o Verbo y  del Espíritu Santo. Para Orígenes, el Logos es la imagen y reflejo de este Dios. Es diferente del Padre por <la esencia y el sustrato>. Es por su naturaleza subordinada que el Logos ha podido entrar en el proceso de la creación, o sea en la gran obra de formación del Universo, cual Demiurgo, según la enseñanza de Platón, o la segunda de las  hipóstasis de la mística emanatista de Plotino. 

Dentro de esta etapa, de fecunda asimilación, merece una especial atención sus concepciones cosmogónicas influenciadas por lo mejor del Renacimiento filosófico: el  pensamiento de Giordano Bruno. Martí hace definiciones muy particulares del Universo, de su significado, de la posición de la Tierra como un centro más de la evolución del Universo y no como único centro en el que se desarrolla la vida - ideas similares a las del monje italiano que fuera llevado a la hoguera, concepciones que analizaremos luego, al tratar las influencias de algunas corrientes de pensamiento y escuelas de filosofía en el pensamiento  filosófico martiano. Espero que esta parte poco conocida, difundida y estudiada del colosal hombre que se entregó por entero al noble ideal, os sirva para tener una visión más completa e integradora del Apóstol continental.


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Julio 16, 2015, 01:15:26 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                            JOSÉ MARTÍ. LA GESTACION DE SU PENSAMIENTO FILOSOFICO.
                                         Por: Dr. Alberto Roteta Dorado. Quito. Ecuador.

En la gestación del pensamiento filosófico martiano, jugó un papel determinante su estancia en España. Esta fue una etapa de formación, recordemos que en este país matriculó en la Universidad Central de Madrid en las carreras de Derecho y Filosofía y Letras, carreras de las que más tarde se graduó en la Universidad de Zaragoza. Indudablemente sus estudios de Filosofía en estos centros contribuyeron a su formación, aunque fueron sus estudios y reflexiones de forma autodidacta los que determinaron su vasta cultura y la formación de su pensamiento filosófico. El investigador y biógrafo martiano Luís Toledo Sande en su estudio biográfico “Cesto de Llamas” dice al respecto:

“Si en lo político resulta ostensible lo que significó para Martí asumir esa herencia, en cuanto a religiosidad y filosofía  también lo preparó para un sendero fértil. A  España, por ejemplo, llegó en condiciones de identificarse con  el librepensamiento y la cientificidad que allí impulsaban relevantes intelectuales en el apogeo del llamado Krausismo*  español”.

Al revisar detenidamente sus cuadernos de apuntes y notas dispersas  por toda su obra, encontraremos valoraciones críticas certeras acerca de figuras de la altura de Kant, Schopenhauer, Hegel, Fichte, y sobre todo de Krause y Balmes.  Una visión diferente de la Divinidad nos ofrece el joven Martí, ya el Dios compasivo, bondadoso y relacionado siempre con el sentido del bien y del perdón que nos muestra en su “Presidio Político”, deja su protagonismo para presentarnos una Deidad devenida en meta alcanzable por el hombre en su evolución espiritual, Dios es <la luz que brilla al fin del puente>; pero esta luz no está ajena al hombre, el hombre puede lograr fundirse en esa luz, puede caminar hacia Dios.

Una revisión de sus valiosos, aunque poco consultados cuadernos de apuntes, nos permitirá aproximarnos a la evolución filosófica de su pensamiento. La siguiente reflexión martiana aparece en su primer cuaderno: 

“El alma es la facultad de observar, juzgar y transmitir, en cuanto piensa, - recibir.-   impresiones en cuanto siente,- y causárselas y causarlas, en cuanto se mueve. -Esencia, cadena entre el hombre y Dios, cuyos eslabones son espinosos y van siendo cada vez más cortos.- Larga cadena.- Es lo que falta al hombre para llegar Dios.- Ancho puente del que,  en cada una de nuestras encarnaciones, salvamos un arco más.-
Puente oscuro al principio, más claro y más brillante mientras más se acerca al fin.
El hombre camina hacia Dios.                                                                                                 
El es la Luz que brilla al fin del puente.                                                                                 
Por eso los hombres buenos sienten placer en serlo, y ansia de ser mejores.
El que no la siente, dista mucho de anegarse en la completa luz.” 


Resulta evidente a través de sus palabras el significado de alma con una trilogía de atributos: la posibilidad  de sentir impresiones, de pensar al observar y juzgar, y finalmente  actuar por movimiento. Esta trilogía vuelve a aparecer en sus reflexiones a través de las categorías:   conciencia,  razón y  voluntad - correspondientes a esta etapa-. Para Martí  estas categorías son expresión de la esencia creadora, del Dios creador. Recordemos que en esta época, en que realizaba estudios universitarios de Filosofía y Derecho, el joven Martí se había puesto en contacto con la enseñanza de los grandes del pensamiento de la antigüedad y podemos percibir la influencia del misticismo de Platón  y del sistema de  Aristóteles. Recordemos que Platón  estableció las tres partes del alma: el alma racional –razón-, el alma irascible –voluntad- y el alma concupiscible -pasiones y deseos corporales-, elementos que relacionó  con la cabeza, el corazón y el vientre. Platón otorga también tres virtudes a estas tres partes del alma: la templanza, el valor o fortaleza y el saber o la capacidad de elección o prudencia.

Por su parte Aristóteles también distingue tres clases de almas, correspondientes a tres formas de vida o transformaciones del organismo: almas de las plantas - nutrición y germinación, almas de los animales - sensibilidad y movimiento - y almas racionales, limitadas al hombre y con participación de la Razón Universal e inteligible. Para Aristóteles, el alma debe entenderse a partir de su teoría hilemórfica y de su teoría del acto y la potencia: el alma, «aquello por lo cual primariamente vivimos, sentimos y entendemos», es sustancia porque es la forma del cuerpo que está en potencia de vida, de ahí que sostenga en su “De Anima” que «El alma es la entelequia primera de un cuerpo natural que posee la vida en potencia» , por tanto, el alma no puede existir sin el cuerpo, razón por la cual no puede ser inmortal, de esta forma la   concibe como acto <de los cuerpos que poseen la vida en potencia>,  y como forma, desde la perspectiva hilemórfica como forma del cuerpo material. Así, en cuanto que acto, el alma es forma, y en cuanto que forma es sustancia, en el sentido de la forma de un cuerpo que posee la potencialidad de la vida. Téngase en cuenta que Aristóteles utiliza indistintamente el término alma para referirse al entendimiento, a pesar de que no los hace sinónimos. El eminente filósofo griego precisó en su citada obra:

“El alma debe ser sustancia en el sentido de la forma de un cuerpo natural que tiene dentro de él la vida en potencia. Mas la sustancia formal es entelequia; el alma es, entonces, la entelequia de un cuerpo de esta naturaleza. Ahora bien, la palabra entelequia se toma en un doble sentido que corresponde, respectivamente, tanto al conocimiento como a su ejercicio. Es así manifiesto que el alma es una entelequia como el conocimiento, ya que el sueño como la vigilia implican la presencia del alma: la vigilia es algo análogo al ejercicio del conocimiento, mientras que el sueño semeja la ciencia poseída sin su aplicación. En la historia del individuo el conocimiento aparece primero que su empleo o ejercicio”.**

Otra trascendental idea expresada en el pensamiento martiano que analizamos, es la de la evolución del hombre. El hombre no está estático sujeto a la providencia divina, para Martí no hay providencia, < porque mi razón no me hace ver sus efectos, ni sentir su necesidad> , el hombre se mueve hacia Dios en un constante peregrinar a través de múltiples vidas: <en cada una de nuestras encarnaciones salvamos un arco más>.  Fue un defensor de la reencarnación, sus conocimientos de las enseñanzas de Pitágoras y sus seguidores, que fueron todos reencarnacionistas, su devoción hacia Platón que también defendió y predicó esta doctrina, así como,  el contacto desde muy joven con las enseñanzas del oriente, un tanto olvidadas y subestimadas en esta época por la filosofía occidental, influyeron en esta convicción martiana, que se reitera en toda su obra, desde el ya citado artículo de juventud dedicado a la pena de muerte,  hasta sus colosales ensayos en plena madurez. 

En su segundo cuaderno de apuntes continúa haciendo referencias al alma, en este sentido expresó:   

Al alma pertenecen las facultades volitivas, intelectuales y sentimentales. No sensibles. La sensibilidad no es facultad del alma: la facultad es el lazo de unión entre el alma y el cuerpo; la manera de relacionarse el alma con el cuerpo; propiedad exclusiva de la materia humana, infinitamente inferior a las nobles propiedades del alma”.

Las siguientes ideas tomadas de sus cuadernos de apuntes, fruto de sus reflexiones filosóficas de esta etapa, ilustran su postura acerca de la ley de la evolución  a través de la reencarnación:

El alma post-existe. Y si post-existe, y no nacemos iguales,  pre-existe, ha pasado por distintas formas. -¿Aquí o allá?- Es inútil preguntarlo, pero ha pasado.”   

                        (Continuará)

*El Krausismo español se desarrolla en España a partir de las ideas de Krause, que si bien, no tuvieron una gran influencia en Alemania, su patria, en tierra española tuvieron una gran resonancia. Julián Sanz del Río (1814-1869) desarrolló sus enseñanzas y surgió el llamado Krausismo como movimiento filosófico limitado a España. Más que importancia filosófica, ejerció su influencia en la renovación de la enseñanza y las teorías pedagógicas. El Krausismo se basaba en la interpretación de las obras de Krause, que defendía el panteísmo inspirado en el idealismo alemán y en Spinoza. Krause logró sintetizar desde el punto de vista metafísico la moral de los ideales humanitarios y las matizó del misticismo.

** De anima, II, 1, 41a-413ª. Juárez, editor, Buenos Aires 1969, p. 47-50. Diccionario  de filosofía  en CD- ROM. Copyright c 1996-99. Empresa Editorial Herder S.A.    Barcelona. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.


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Julio 13, 2015, 08:37:03 pm por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                                Del pensamiento del Apóstol.
                                      Guayas. Ecuador.



“¿Qué no se debe forzar a un padre a pagar una escuela donde no se enseña a su hijo la religión que desea? ¡Ah! Y se debe forzar a un padre, que no es católico, a pagar a una escuela en que le enseñen a sus hijos el catolicismo?- Pues, como hay dos lugares en que enseñan religión, la iglesia y el hogar, las escuelas religiosas que pudieran fundarse para cada religión, de las cuales conocer es natural, en lucha igual sobreviviría, no por presión, sino por triunfo inmarcesible, la más justa,- lo único que concilia estos extremos es no enseñar religión alguna en las escuelas de instrucción,- sino aquellos conceptos de bondad, honradez y justicia que en el fondo de todas las religiones están y a todos convienen”.

“La religión subsiste, a pesar de los que so pretexto de mantenerla, acarrean sobre ella los mayores conflictos. El hombre es eminentemente religioso.”

“El hombre es esencialmente religioso: ¿pues no se le ve forjándose perpetuamente dioses: ya mujer, ya amigos, ya doctrina política, ya patria? Y muere, como si hubiera hecho un viaje en busca de persona de su conocimiento, al fin no hallada!” 

“La libertad está frente a la iglesia. No combaten la iglesia sus enemigos, sino sus mejores hijos. ¿Se puede ser hombre y católico, o para ser católico se ha de tener alma de lacayo? Si el sol no peca con lucir ¿cómo he de pecar yo  con pensar? ¿Dónde tienes tú escrita, Arzobispo: Papa, dónde tienes tú escrita la credencial que te da derecho a un alma ?¡ Ya no vestimos sayo de cutí, ya leemos historia, ya tenemos curas buenos que nos expliquen la verdadera teología, ya sabemos que los obispos no vienen del cielo, ya sabemos por qué medios humanos, por qué conveniencias de mera administración, por qué ligas culpables con los príncipes, por qué contratos inmundos e indulgencias vergonzosas se ha ido levantando, todo de manos de hombres, todo como simple forma de gobierno, ese edificio impuro del Papado”. 

"La forma atrevida y corrompida desconoce la esencia pura que ha abrumado y ha roído. El cristianismo ha muerto  a manos del catolicismo. Para amar a Cristo, es necesario arrancarlo a las manos torpes de sus hijos".

"El escolasticismo que Abelardo creó, como la única forma de la libertad del pensamiento en la edad media, y que fue después la cárcel y el azote de la facultad libre de pensar". 

“En cada ser hay un principio de conocimientos; pero no es un conocimiento principio de los demás; es una inteligencia capaz de conocimientos y dispuesta a conocer. Las cosas hacen impresión en ella, y ella conoce las cosas; he aquí como los conocimientos  se comienzan y forman” (…) El principio de conocimiento de las cosas está en las cosas  mismas. Se conocen tantas cosas como cosas hay. Cada cosa es principio de conocimiento en sí.”

"No podemos conocer las causas de las cosas en sí mismas. Las causas no se revelan a nosotros directamente. Tenemos siempre delante la obra de la creación, y siempre el deseo de saber como obró".

“Invisible, pues Dios; contradictorios los juicios de los hombres, y permanente y solemne la Naturaleza, el testimonio de aquél no es aducible, ni su existencia detallable; a los juicios de los hombres no es cuerdo acudir, porque existen de procurar destruirse; acerquémonos a la gran Madre; abramos el gran libro, cuyas páginas han escrito los siglos, cuyos actos y hechos son océanos, cuyo conocimiento augusto se pierde en lo intangible e invisible”. 



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Julio 11, 2015, 01:29:29 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.


                              Del pensamiento del Apóstol.
                                  Religión y religiosidad.
           Selección y comentario. Dr. Alberto Roteta Dorado. Cotopaxi. Ecuador.


José Martí, el más colosal de los cubanos, el excelso ser mezcla de poesía y misticismo, de abstracción filosófica y sentido práctico de la vida, de romanticismo e ideas liberales, de aristocracia, por su estilo  y humildad, por su procedencia, de comprensión de la praxis latinoamericana y asunción del deber patrio, dejó sendas reflexiones sobre la religión y la religiosidad.

El tema de la religiosidad martiana, se convirtió en algo polémico a partir de la declaración del carácter socialista de la revolución cubana. Con la determinación absolutista del dictador Dr. F. Castro se implantaba un nuevo orden en el pensar y el actuar del pueblo cubano. Las tradiciones religiosas de todo un pueblo serían eclipsadas por la ideología marxista-leninista, asumida del fracasado socialismo de los soviets. Se rompieron las relaciones con el Vaticano, comenzó la persecución a los clérigos y laicos de la iglesia católica, no se construyeron nuevos templos, se apropiaron de numerosas propiedades de la iglesia - incluidos templos-, se prohibió la enseñanza religiosa y se limitó la entrada de religiosos a centros de enseñanza superior.

¿Qué hacer pues con las ideas de José Martí sobre la religión y el sentido de la religiosidad? Era muy contradictorio que el símbolo de la nación cubana fuera profundamente religioso en un país declarado ateo, marxista y leninista. La solución fue no difundir jamás su pensamiento filosófico y religioso. De esta forma, se sustituyó la idea del <Santo de América> propuesta por Luis Rodríguez-Embil, en su estudio crítico-biográfico, o la sentencia del <hombre más puro de la raza>, de la Nobel de literatura Gabriela Mistral, por la idea del enérgico hombre antimperialista que conoció las entrañas del monstruo y que el propio Dr. F. Castro asoció con su fracasado asalto al Moncada.

Se suprimía así de la enseñanza una parte del héroe de <Dos Ríos> que no era conveniente mostrar a las <nuevas generaciones>, al <hombre nuevo> que se pretendía edificar desde un brutal materialismo desprovisto de los códigos éticos y morales que proclaman las religiones.

Las citas que a continuación os presento están seleccionadas de sus obras completas. Muestran esa parte del Martí desconocido por muchos y tienen como finalidad que comprendáis íntegramente  a la figura cimera de nuestra nación y a uno de los grandes del Continente Americano.

Todo pueblo necesita ser religioso.  No solo lo es  esencialmente, sino que por su propia utilidad debe serlo. Es innata  la reflexión del espíritu en un ser superior, aunque no hubiera ninguna religión todo hombre sería capaz de inventar una, porque todo hombre la siente. Es útil concebir un gran ser alto; porque así procuramos llegar, por natural ambición, a su perfección, y para los pueblos es imprescindible afirmar la creencia natural en los premios y los castigos y en la existencia de otra vida, porque esto sirve de estímulo a nuestras buenas obras, y de freno a las malas. La moral es la base de una buena religión. La religión es la forma de la creencia natural en Dios y la tendencia natural a investigarlo y reverenciarlo. El ser religioso está entrañado en el ser humano. Un pueblo irreligioso morirá, porque nada en el alimenta la virtud. Las injusticias humanas disgustan en ella; es necesario que la justicia celeste la garantice”.

“¡Ah¡ La religión, falsa siempre como dogma a la luz de un alto juicio, es eternamente verdadera como poesía: ¿Qué son en suma los dogmas religiosos, sino la infancia de las verdades naturales?  Su rudeza y candor mismos enamoran, como en los poemas. Por eso, porque son gérmenes inefables de certidumbre, cautivan tan dulcemente a las almas poéticas, que no se bajan de buen grado al estudio concreto de lo cierto”. 

Hay en el hombre un conocimiento íntimo, vago, pero constante e imponente, de un gran ser creador: este conocimiento es el sentimiento religioso, y su forma, su expresión, la manera con que cada agrupación de hombres concibe este Dios y  lo adora, es lo que se llama religión. Por eso en lo antiguo, hubo tantas religiones como pueblos originales hubo; pero ni un solo pueblo dejó de sentir a Dios y tributarle culto, la religión está pues en la esencia de nuestra naturaleza. Aunque las formas varíen, el gran sentimiento de amor, de firme creencia y de respeto, es siempre el mismo. Dios existe y se le adora”. 

“Las religiones se funden en la religión, surge la apoteosis tranquila y radiante del polvo de las iglesias, ya no cabe en los templos, ni en éstos ni en aquellos, el hombre crecido; la salud de la libertad prepara la dicha de la muerte. Cuando se ha vivido para el hombre, ¿quién nos podrá hacer mal, ni querer mal?. La vida se ha de llevar con bravura y a la muerte se la ha de esperar con un beso”.
 
 “Catedrales debieran hacerse, porque los edificios grandiosos entusiasman, conservan y educan, pero no catedrales de ritos, a que los hombres solo se apegan para salvar su hacienda y privilegios en esta hora obscura, y son, más que catedrales murallas, y más que altares, parapetos; sino una arquitectura nunca vista, donde se consagrara la redención del pensamiento humano y fuese al entrar en ella como  en la majestad, y sublimarse en la compañía de los héroes, vaciados en bronce; ¡y las puertas siempre abiertas¡” .

"Dios existe, sin embargo, en la idea del  bien, que vela el nacimiento de cada ser y deja en el alma que se encarna en el una lágrima pura. El bien es Dios. La lágrima  es la fuente del sentimiento eterno".

“Se necesita ser un ignorante cabal, como salen tantos de universidades y academias, para no reconocer la identidad del mundo. Las religiones todas han nacido de las mismas raíces, han adorado las mismas imágenes, han prosperado por las mismas virtudes y se han corrompido por los mismos vicios. Las religiones, que en su primer estado son una necesidad de los pueblos débiles, perduran luego como anticipo, en que el hombre se goza, del bienestar final poético que confusa y tenazmente desea. Las religiones, en lo que tienen de durable y puro, son formas de la poesía que el hombre presiente; fuera de la vida, son la poesía del mundo venidero: ¡por sueños y por alas los mundos se enlazan!: giran los  mundos en el espacio unidos, como un coro de doncellas, por estos lazos de alas. Por eso  la religión no muere, sino se ensancha y acrisola, se engrandece y explica con la verdad de la naturaleza y tiende a su estado definitivo de colosal poesía.”


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Julio 07, 2015, 12:58:06 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                                      MARX Y EMERSON POR MARTÍ.
                            Por: Dr. Alberto Roteta Dorado. Guayas, Ecuador.


Dos figuras cimeras de la filosofía y de la historia fueron contemporáneas de Martí: Marx y Emerson.  El autor de "Versos Libres" los analiza, hace valoraciones críticas y los elogia  conmovido por sus muertes, ocurridas en 1882,  la de Emerson y en 1883, la de Marx.  Admiró a Carlos Marx, al que llamó <el héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo>. En su ensayo dedicado al gran sabio alemán, con extrema delicadeza es capaz de señalarle lo que consideró el punto débil de su doctrina, a pesar de admirarlo y al igual que el difusor del materialismo histórico, situarse al lado de los desposeídos: <como se puso al lado de los débiles  merece honor>.  En el artículo antes citado, expresa:

“Estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos, pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen  viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”.
 
Por el hecho de haber respetado y admirado al líder del proletariado mundial, <aquel alemán de alma sedosa y mano férrea>,  no significa que Martí sea marxista. Tal vez,  por sus ideas en el terreno político y sobre todo social,  encontremos alguna similitud entre las doctrinas que teóricamente expusiera el pensador alemán y las enseñanzas martianas. Ambos se ponen al lado de los desposeídos, lo que reconoce Martí y expresa en su escrito dedicado a Carlos Marx: <como se puso al lado de los débiles  merece honor>.  Se ha intentado explicar el hecho de que Martí no fuera el socialista que los comunistas cubanos de estos tiempos hubieran querido, a través de la poco posible idea, de que el líder cubano no conociera de las doctrinas socialistas presentadas por Marx. José Martí estuvo al tanto de todos los grandes acontecimientos del mundo, tanto en el orden científico, como espiritual, económico y social.

No podemos  afirmar categóricamente que estudiara la obra de Marx; pero sí, que al menos, tuviera referencias y tal vez revisara algunos de sus escritos. Hemos de considerar que los primeros escritos filosóficos de Marx datan de 1844: “Manuscritos filosóficos y económicos”, que no se publicaron,  hacia 1845, apareció “La Sagrada Familia”, en 1846, “La ideología alemana”, y un año después “Miseria de la Filosofía”.  Ya en 1848 se publicó el “Manifiesto Comunista”, y en 1871, año en el que Martí comienza sus estudios universitarios, Marx escribió “La guerra civil en Francia”. La primera parte de su obra cumbre. “El Capital”, se publicó en 1867, y la segunda y tercera parte en 1885 y 1894 respectivamente. Es poco probable que nuestro héroe conociera de la tercera parte; por cuanto, en 1894 se encontraba en Nueva York, entregado completamente a la organización de la gesta independentista cubana; pero tuvo que haber conocido de la existencia de las dos primeras partes, así como, del “Manifiesto Comunista”, entre otras obras de Marx.

Si no comentó sobre estas obras es porque no resultaron de su interés o porque no estuvo de acuerdo con sus planteamientos. Téngase presente que el Apóstol de la independencia cubana fue partidario de que <en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo>.  Y luego profundiza y desde su visión profética nos advierte del peligro de aquellos pueblos, en los que el socialismo impera como sistema social:

“Preocupar a los pueblos exclusivamente en su ventura y fines terrestres, es corromperlos, con la mejor intención de sanarlos. Los pueblos que no creen en la perpetuación y universal sentido, en el sacerdocio y glorioso ascenso de la vida humana, se desmigajan como un mendrugo roído de ratones”. 

Veneró a  Ralph Waldo Emerson, a quien  dedicó uno de sus más ejemplares ensayos,  con una prosa envidiable y un estilo inigualable hasta nuestros días. Martí destacó el aspecto creador de Emerson a partir de una concepción inicial de su proceso creacional, que luego se transforma en virtud de una ideación, para culminar en la expresión de la idea, idea devenida, cual  experiencia mística. Como trasfondo sustentador de todo el proceso creacional está la naturaleza y la divinidad expresada en ella, lo que recuerda, en cierta medida, el carácter panteísta de la filosofía martiana, no obstante, Emerson está considerado como un trascendentalista , de los primeros – junto a el predicador Theodore Parker, el pedagogo Bronson Alcott y el escritor  y naturalista Henry David Thoreau-, en los Estados Unidos de Norteamérica.

Hacia 1836 de forma casi simultánea en Inglaterra y Estados Unidos se establece el trascendentalismo como corriente filosófica, a la vez que literaria; por el hecho de incursionar sus más relevantes figuras en el campo de la literatura. El trascendentalismo de Norteamérica tuvo sus matices muy distintivos al reaccionar frente a ciertas doctrinas racionalistas del siglo XVIII, aunque con una fuerte influencia del deísmo, que tenía rasgos  racionalistas, así como por el romanticismo en su vertiente literaria.

En el citado ensayo Martí afirmó:

“Vivió faz a faz con la naturaleza, como si toda la tierra fuese su hogar, y el sol su propio sol, y él patriarca. Fue uno de aquellos a quien la Naturaleza se revela, y se abre, y extiende los múltiples brazos como para cubrir con ellos el cuerpo todo de su hijo. Fue de aquellos a quienes es dada la ciencia suma, la calma suma, el goce sumo. Toda la Naturaleza palpitaba ante él, como una desposada.”

Por  la lectura y análisis de este ensayo sabemos que Martí se identificó con las enseñanzas del legendario filósofo, poeta y ensayista norteamericano, y por lo tanto con esta corriente filosófica. El colosal ensayo dedicado a Emerson y el pequeño; pero de gran valor  histórico y filosófico que dedica a la muerte del también trascendentalista Bronson Alcott constituyen testimonios convincentes en este sentido. De este último artículo citado es la siguiente idea de José Martí, en la que podemos encontrar su apreciación del movimiento trascendentalista:

Escribió ideas que parecen luces en aquel histórico Dial, donde la filosofía trascendental quedó más bella cuando él la dotó – refiriéndose a Alcott – con sus Versículos Orféicos; al filósofo ilustre entre los trascendentalistas, que quisieron conformar los accidentes del mundo a su esencia, el hombre al Universo y la vida a su fin”.

La frase final del siguiente fragmento del ensayo dedicado a Emerson, nos ilustra el sentido de la grandeza de Emerson, percibida por Martí: 

“No obedeció a ningún sistema, lo que le parecía acto de ciego y de ciervo; ni creó ninguno, lo que le parecía acto de mente flaca, baja y envidiosa. Se sumergió en la naturaleza, y surgió de ella radiante. Se sintió hombre, y Dios, por serlo. Dijo lo que vio; y donde no pudo ver, no dijo. Reveló lo que percibió, y veneró lo que no podía percibir. Miró con ojos propios en el Universo y habló un lenguaje propio. Fue creador, por no querer serlo. Sintió gozos divinos, y vivió en comercios  deleitosos y celestiales. Conoció la dulzura inefable del éxtasis. Ni alquiló su mente, ni su lengua, ni su conciencia. De él, como de un astro, surgía luz. En él fue enteramente digno el ser humano.” 

 *Tomado de su polémico escrito: La futura esclavitud de la humanidad, en el que critica al sistema socialista. Martí, J. Obras Completas. T. 15. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1975. pp.387-392.


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Julio 05, 2015, 01:19:20 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.

                                              DEL PENSAMIENTO DEL APÓSTOL.
                                 Selección y comentario por: Dr. Alberto Roteta Dorado.


El 19 de mayo de 1882, José Martí publicó en <La Opinión Nacional>, en Caracas, Venezuela, su ejemplar ensayo dedicado al filósofo, poeta y escritor norteamericano Ralph Waldo Emerson por  motivo de su muerte. En dicho ensayo se percibe el respeto y la devoción que sentía el Apóstol cubano hacia esta destacada figura de las letras y del pensamiento americano. 

En 1836, de forma casi simultánea, en Inglaterra y en los Estados Unidos de Norteamérica, se establece el Trascendentalismo como corriente filosófica y al mismo tiempo literaria; esta peculiaridad se debió en gran medida, a que sus representantes más prominentes incursionaron en la literatura, ya fuera a través del ensayo o de la poesía. El trascendentalismo estadounidense nació con   la  fundación   del   Club   Trascendental  en  Boston  en 1836. Entre los líderes del movimiento figuraban el ensayista Ralph Waldo Emerson, el predicador Theodore Parker, el pedagogo Bronson Alcott y el escritor  y naturalista Henry David Thoreau.

José Martí, se refirió a todos sus miembros, particularmente a Emerson, a quien menciona en su extensa obra de manera reiterada; aunque lo que más se ha conocido – y con razón muy merecida – es su colosal ensayo dedicado a su muerte, ocurrida  en 1882, y a Bronson Alcott, dedicó un pequeño; pero muy valioso artículo, también ante su muerte, en 1888, en el que lo compara a Plotino.

Las citas que a continuación ofrezco están tomadas del ensayo antes mencionado. José Martí hace gala de su sabiduría y de su arte en este género. Sin duda, este trabajo ha trascendido a través del tiempo como uno de los más extraordinarios escritos martianos, como ejemplo de ensayo literario y como modelo de disertación filosófica. Espero que podáis analizarlo con atención. Para profundizar os invito a que consultéis el artículo completo que aparece en el tomo XIII de sus obras completas, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975.

“Emerson ha muerto: y se llenan de dulces lágrimas los ojos. No da dolor sino celos. No llena el pecho de angustia, sino de ternura. La muerte es una victoria, y cuado se ha vivido bien, el féretro es un carro de triunfo. El llanto es de placer, y no de duelo, porque ya cubren hojas de rosas las heridas que en las manos y en los pies hizo la vida al muerto. La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra toda se sienta a ver como se abre el cielo y brillan de esperanza  los rostros de los hombres, y cargan en sus brazos haces de palmas, con que alfombran la tierra, y con espadas de combate hacen en lo alto una bóveda para que pase bajo ellas, cubierto de ramas de roble y viejo heno, el cuerpo del guerrero victorioso. Va a reposar, el que lo dio todo de sí, e hizo bien a los otros.” 

“Tiembla a veces la pluma, como sacerdote capaz de pecado que se cree indigno de cumplir su ministerio. El espíritu agitado vuela a lo alto. Alas quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y moldee como cincel. Escribir es un dolor, es un rebajamiento: es como uncir cóndor a un carro. Y es que cuando un hombre grandioso desaparece de la tierra, deja tras de sí claridad pura, y apetito de paz, y odio de ruidos. Templo semeja el Universo. Profanación el comercio de la ciudad, el tumulto de la vida, el bullicio de los hombres. Se siente como perder de pies y nacer de alas. Se vive como a la luz de una estrella, y como sentado en llano de flores blancas. Una lumbre pálida y fresca llena la silenciosa inmensa atmósfera. Todo es cúspide y nosotros sobre ella. Está la tierra a nuestros pies, como mundo lejano y ya vivido, envuelto en sombras.”

Fue uno de aquellos a quien la Naturaleza se revela, y se abre, y extiende los múltiples brazos como para cubrir con ellos el cuerpo todo de su hijo"

 “Vivió faz a faz con la naturaleza, como si toda la tierra fuese su hogar, y el sol su propio sol, y él patriarca. Fue uno de aquellos a quien la Naturaleza se revela, y se abre, y extiende los múltiples brazos como para cubrir con ellos el cuerpo todo de su hijo. Fue de aquellos a quienes es dada la ciencia suma, la calma suma, el goce sumo. Toda la Naturaleza palpitaba ante él, como una desposada.”

 “No obedeció a ningún sistema, lo que le parecía acto de ciego y de ciervo; ni creó ninguno, lo que le parecía acto de mente flaca, baja y envidiosa. Se sumergió en la naturaleza, y surgió de ella radiante. Se sintió hombre, y Dios, por serlo. Dijo lo que vio; y donde no pudo ver, no dijo. Reveló lo que percibió, y veneró lo que no podía percibir. Miró con ojos propios en el Universo y habló un lenguaje propio. Fue creador, por no querer serlo. Sintió gozos divinos, y vivió en comercios  deleitosos y celestiales. Conoció la dulzura inefable del éxtasis. Ni alquiló su mente, ni su lengua, ni su conciencia. De él, como de un astro, surgía luz. En él fue enteramente digno el ser humano.” 



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Julio 04, 2015, 01:00:08 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.


                                     DEL PENSAMIENTO DEL APÓSTOL.
                  Selección y comentario por: Dr. Alberto Roteta Dorado. Los Ríos, Ecuador.


A continuación os presento ciertos apuntes que dejó escritos Martí acerca de varios filósofos. Su certera visión de la enseñanza de Platón, la que consideró como un modelo a seguir por todos los hombres, la convicción de la espiritualidad y el alcance logrado por el gran genio de la filosofía antigua griega, he destacado la idea Martiana  acerca de su visión en la Mente Divina, los aportes del pensamiento de Aristóteles, lo que consideró desacertado en la idea de Descartes acerca del pensamiento y el espíritu universal, su valoración de Marx, el que <anduvo de prisa, y un tanto en la sombra>, según Martí, son algunas de las ideas que podéis estudiar a través de estas citas, las que he logrado reunir a través de su extensa obra.
La última referencia está tomada del colosal ensayo que dedicó a la muerte de Emerson, el trascendentalista norteamericano.
Aquí demuestra su condición, no solo de hombre brillante y de mente especulativa, sino sus dotes de escritor, su estilo cargado de ornamentos, giros y recursos estilísticos. Su convicción del estado de autorealización logrado por Emerson, sus ideas reencarnacionistas y la fuerte influencia del pensamiento de Emerson en su obra, son entre otras, algunas de las ideas que trata.

"Lo que dijo Platón debe repetirse hasta que los hombres vivan conforme a su doctrina." 

"Platón, que vio  sin miedo, y con fruto no igualado en la mente divina".

"Platón, y el divino Jesús, tuvieron el purísimo espíritu y fe en otra vida que hacen tan poética, durable, la escuela metafísica".

“Divagador, melancólico.- Se le exige que hable como a ciencia!¿ Acaso por sí pudo Aristóteles que no pudo librar a Siracusa? Nos lo falsea la juglar.
¡Adivino de la estética!- En oposición a Platón llama a Aristóteles! - ¿Qué semilla en los transportes? La conversación de la virtud.

“Platón escribió tres veces la primera página de la República”.

"Aristóteles dio el medio científico que ha elevado tanto, dos veces ya en la gran historia del mundo, a la escuela física".   

“Descartes y Malebranche crean otra abstracción. Creen que la identificación  del sujeto con el objeto se explica por la veracidad de Dios. Causa demasiado lejana y absoluta e improbable, para que satisfaga en un caso concretísimo a un espíritu ansioso de verdad”. 

“De Descartes. Yo pienso, luego soy: he aquí una verdad, porque nada que no sea, puede pensar: ni nada que piense, puede dejar de ser. Sólo que encerrado en el pensamiento como base del ser, confundía el pensamiento, manifestación del espíritu con el espíritu todo"

“Que en Hegel nació el realismo”.

“Estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, - refiriéndose a Marx- y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos, pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen  viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”.

"El  héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo".
 
"Aquel alemán de alma sedosa y mano férrea". 

"Como se puso al lado de los débiles  merece honor".

"El Universo ha sido creado para la enseñanza, alimento, placer y educación del hombre. El hombre, frente a la naturaleza que cambia y  pasa, siente en sí algo estable. Se siente a la par eternamente joven e inmemorablemente viejo. Conoce que sabe lo que sabe bien que no aprendió aquí: lo cual le revela vida anterior, en que adquirió esa ciencia que a ésta trajo. Y vuelve los ojos a un Padre que no ve, pero de cuya presencia está seguro, y cuyo beso, que llena los ámbitos, y le viene en los aires nocturnos cargados de aromas, deja en su frente lumbre tal que ve a su blanda palidez confusamente revelados el  universo interior, donde está en breve -todo el exterior,- y el exterior donde está el interior magnificado, y el temido y hermoso universo de la muerte. ¿Pero está Dios fuera de la tierra? ¿Es Dios la misma tierra? ¿Está sobre la naturaleza? ¿La Naturaleza es creadora, y el inmenso ser espiritual a cuyo seno el alma  humana aspira, no existe? ¿Nació de sí mismo el mundo en que vivimos? ¿Y se moverá como se mueve hoy perpetuamente o se evaporará, y mecidos por sus vapores, iremos a confundirnos, en compenetración augusta y deleitosa, con un ser de quien la naturaleza es mera aparición?  Y así revuelve este hombre gigantesco la poderosa mente, y busca con los ojos abiertos en la sombra del cerebro divino, y lo haya próvido, invisible, uniforme y palpitante en la luz, en la tierra, en las aguas y en sí mismo, y siente que sabe lo que no puede decir, y que el hombre pasará eternamente la vida tocando con sus manos, sin llegar a palparlos jamás, los bordes de las alas del águila de oro, en que al fin ha de sentarse. Este hombre se ha erguido frente al Universo, y no se ha desvanecido. Ha osado analizar la síntesis, y no se ha extraviado.”


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Julio 03, 2015, 12:03:20 am por Dr. Alberto Roteta Dorado en Temas Martianos.


                                               DEL PENSAMIENTO DEL APÓSTOL.

                                                  Selección: Dr. Alberto Roteta Dorado.
                                                 Babahoyo, capital de Los Ríos. Ecuador.


“Escribió ideas que parecen luces en aquel histórico Dial, donde la filosofía trascendental quedó más bella cuando él la dotó – refiriéndose a Alcott* – con sus Versículos Orféicos; al filósofo ilustre entre los trascendentalistas, que quisieron conformar los accidentes del mundo a su esencia, el hombre al Universo y la vida a su fin”. 

“La escuela tuvo que abandonarla; pero no su predicación, ni aquella finura de alma con que el comercio diario de estas nobles ideas fue tomando su vida tal esplendor, tal fama su casa, magia tal su discurso, que de todas partes venían a oír al autor de los Tablets, que eran como los apotegmas de este nuevo platonismo.”

"Crecían a la vez su fama y sus censores. Da pena leer lo que sacerdotes, poetas y maestros escribieron- cuando Alcott fundó su célebre Temple School- en defensa del castigo corporal y la enseñanza rutinaria. Desenvuélvase, decía  él, hace treinta años, el hombre entero – el moral, el intelectual y el físico- por medios suaves, que lo dispongan – al alumno -,  a la suavidad, que en vez de rebajarlo lo enaltezcan, que le revelen a la vez la ley universal y su destino, que o es un crimen de la naturaleza, o es el amor. Edúquese en el hábito de la investigación, en el roce de los hombres y en el ejercicio constante de la palabra, a los ciudadanos de una república que vendrá a tierra firme cuando falten a sus hijos esas virtudes".

“Annie Besant** lo que quiere es que se piense con libertad, que el hombre conozca y fomente lo puro de sí, que se vea el mundo como una vía de deberes purificadores, que se ame al hombre y se le sirva, que la verdad se la quiera más que al padre y hasta la madre y a los hijos, que la vida del hombre se emplee en redimir la raza humana”.

“De impura han acusado  a esta mujer incólume,- porque al ver en este mundo la pobreza irremediable, abogó por los modos de traer menos animales humanos al mundo. De irreligiosa la han acusado,- porque no quiso credos de cartón y odio, como el de su marido, sino, religión de ciencia y de piedad, que no contradiga la naturaleza que se ve, ni la afee con la desigualdad y la hipocresía y el egoísmo”.

“Y ella, en su determinación de pensar libremente, del credo áspero de la niñez, pasó a un deísmo abierto; de éste al ateísmo franco, sin dios interventor, ni más divinidades que los órdenes fecundos de la naturaleza; y del ateísmo, que no era en ella más que la insurrección del juicio contra la divinidad pueril y carnavalesca, ha subido a estas teosofías de ahora, que buscan la ley del universo en los hechos del alma recónditos y ocultos.- Todo va acrisolándose por el ejercicio del bien, y convirtiéndose en esencia espiritual, presente aunque invisible.” 

“Todo es orden en las almas ya libres, cuya acción superior, e influjo directo, sienten confusamente en esta vida las almas irredentas. Edúquese lo superior del hombre, para que pueda, con ojos de más luz, entrar en el consuelo, adelantar en el misterio, explorar en la excelsitud del orbe espiritual.- A eso viene Annie Besant de Inglaterra: a echar sobre los corazones su palabra piadosa y encendida, a tantear de buena fe, con oratoria a la vez sensata y mística, por los caminos de la religión venidera”.

*Bronson Alcott. Uno de los trascendentalistas de Estados Unidos de Norteamérica, quien junto a Emerson impulsaron dicho movimiento durante la segunda mitad del siglo diecinueve. Se destacó como educador.

**Annie Besant. Una de las más grandes oradoras de todos los tiempos. Irlandesa. Vinculada a la vida política de la India. Conferencista hábil y precisa. Sus charlas fueron agrupadas dando lugar a múltiples textos. Fue presidenta de la Sociedad Teosófica desde la muerte del presidente-fundador hasta su muerte.


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