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Noticias / LA ULTÉRRIMA REALIDAD DE LO ABSOLUTO SEGÚN MANUEL MARTÍNEZ.
« en: Junio 20, 2015, 12:29:55 am »
LA ULTÉRRIMA REALIDAD DE LO ABSOLUTO
SEGÚN LAS ENSEÑANZAS DE MANUEL MARTÍNEZ MÉNDEZ:
Primera Conferencia. (Primera Parte)
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado. Quito, Ecuador.
Desde que conocí por vez primera los escritos de Manuel Martínez, entre 1989 y 1990, surgió la curiosidad – algo común en los jóvenes, y cuando aquello, yo era muy joven -por conocer de que trataban sus artículos. Luego me aproximé a algunos de ellos, e inmediatamente la curiosidad quedó transmutada en admiración. ¿Cómo era posible que tuviera en mis manos las obras de este ser de tan elevada espiritualidad? ¿Cómo habíamos tenido los cubanos y los cienfuegueros a un hombre de tales dimensiones sin habernos dado cuenta de ello? ¿Cómo es posible que los que se acercan a enseñanzas espirituales se dispersen entre cosas menores, sin trascendencia alguna y desconozcan por completo el legado del más grande de los pensadores de la ciudad de Cienfuegos?
Manuel Martínez Méndez, de origen asturiano se radicó en Cienfuegos, como otros españoles de su tiempo, supo entrar en la vida del comercio llegando a tener propiedades y hasta una tienda que tenía por nombre “La Filosofía”. Pero su mejor inversión fue, sin duda, la creación de la Fundación Cultural Oasis Teosófico-Martiano en el año 1950. Perteneció a la Sociedad Teosófica hasta su muerte, ocurrida en Mayo de 1976; así como a otras instituciones y organizaciones que le permitieron ocupar lugares destacados en el ámbito de la intelectualidad de su tiempo. Lamentablemente, hace pocos años, las autoridades del gobierno cubano actual pretendieron cerrar la sede de la Fundación por él creada, así como callar a todo aquel que presente su enseñanza; recordemos que su obra no sigue los patrones de la llamada filosofía marxista-leninista, que es la forma oficial de pensamiento filosófico impuesta en la Cuba de la segunda mitad del siglo veinte hasta nuestros días. Pero tengo la convicción de que un día su obra será reconocida y se le considerará en el justo lugar que le corresponde por derecho propio. Dudo que los interesados en la historia de nuestra localidad puedan adentrarse en su inmensa obra ya que carecen de la formación adecuada para poder comprender sus enseñanzas y además cualquier valoración que se haga desde la perspectiva del marxismo solo contribuirá a destruir la colosal obra de Manuel.
Toda la enseñanza de Martínez gira en torno a un eje fundamental: la reflexión acerca de la Ultérrima Realidad de lo Absoluto. Sostuvo la premisa de que todo análisis o reflexión de cualquier problema filosófico o antropológico debe partir de una comprensión de esta Ultérrima Realidad, en este sentido afirmó:
“La Seidad Absoluta es la unidad primaria. En esta unidad primaria yace todo el Universo en estado potencial –arquetipos en tanto que ideas - . De ahí la necesidad de partir de esta unidad primaria para cualquier concepción ulterior del universo.”
Desde esta concepción, fue capaz de hacer los análisis más profundos de diversas categorías y leyes desde la óptica de la comprensión inicial de la Realidad Primaria. Pero ¿cómo esta Realidad Absoluta puede originar todo lo relativo sin fraccionarse y poder continuar siendo una Absolutidad? En su ensayo metafísico: “La Aseidad Absoluta o la Ultérrima Realidad de lo Absoluto y sus tres atributos por medio de los cuales se expresa y actúa”, escrito el 7 de Enero de 1971, se cuestiona esto y nos ofrece la siguiente sentencia:
“La idea de que lo uno se exprese como múltiples sin que lo uno tenga que fragmentarse para dar existencia a lo múltiple constituye uno de los más profundos problemas metafísicos”.
Esta Seidad permanece eternamente en su condición de Absolutidad. Jamás pierde nada de sí, es plenamente incondicionada, no se fragmenta para dar origen a lo relativo, y sin embargo es el Padre-Madre de todo lo existente en los niveles de la manifestación en condiciones limitadas, temporales y más o menos fugaces. Esto de debe a lo que Martínez ha definido como el poder emanador de la Seidad. Esta Seidad lanza a la manifestación todo de manera ideal, de ahí que en las tradiciones esotéricas del oriente se diga que el Gran Aliento asuma el carácter de Ideación Pre-Cósmica, cuya ideación tiene lugar, como es lógico, en el seno de la Realidad misma, en niveles inmanifestados.
Cuando Manuel nos dice que la Seidad Absoluta “es el corazón de todo modo de existencia”, se está refiriendo a que todas las cosas expresadas en lo relativo, al haber sido emanadas por la Seidad Absoluta, tienen su origen en el seno de esa Realidad, claro, un origen ideal, como la formulación de una idea o concepto que no se llega a objetivar o a plasmar en niveles de materia atómica, hasta que la Deidad Solar o Logos , no las asume como suyas desde el centro de esa Realidad, que las idea y las emana. De ahí que, Martínez insista en que todo lo relacionado con el hombre, con las unidades de vida-conciencia o mónadas, con las diversas Deidades o Logos menores, así como con la Deidad Solar debe ser analizado desde el punto de vista de la Seidad Absoluta y desde la óptica tanto de lo Absoluto en sí, como de lo relativo, que constituye su aparente contrapartida; pero que en realidad no es más que su expresión.
La emanación de lo ideado implica que dichas ideas contengan en estado potencial todo cuanto han de expresar luego en el devenir de la evolución cósmica, universal e individual a través de lo que Martínez ha llamado el dual proceso de la involución y evolución. Pero todo parte de la Absolutidad que es solo donde existe la posibilidad de ideación y emanación:
“Todo punto de partida radica en lo que designamos como la Ultérrima Realidad de lo Absoluto o de Aquello en lo cual existe toda posibilidad, pero solo en potencia y por medio de lo relativo, lo emanado y lo creado, por lo Absoluto, por el Padre-Madre coeternos, que son los únicos que pueden emanar lo relativo e individual, que son las mónadas evolucionantes o los arquetipos en tanto que ideas o emanaciones de la Seidad Absoluta”.
En un análisis de la Seidad Absoluta o Cósmica no puede dejar de tratarse el tema de los atributos o modos elementales de su expresión, cuyos modos le permiten la expresión en lo relativo. De ahí que Manuel insista en esta capital idea cuando expresa:
“La Aseidad es la más primaria unidad; pero de ella se derivan sus eternos atributos, por medio de los cuales puede dar existencia a lo relativo”.
Estos eternos atributos de la Seidad o Aseidad constituyen los tres modos o aspectos a través de los cuales la Seidad Cósmica se nos puede revelar, y con esta revelación que tiene lugar gracias a su poder emanador puede expresarse en lo relativo, o lo que es lo mismo, todo lo relativo es una expresión de la revelación de la Aseidad Absoluta. Estos atributos son: el aspecto o atributo Ser, que para Martínez es Sentido o Conciencia; aunque es preferible utilizar el término Raíz de la Conciencia, al expresarnos mejor su verdadero significado. Por otra parte el atributo No-Ser, o Substancia Primordial, visto por Martínez como la Madre Cósmica, equivalente a Mulaprakriti , la raíz del poder, aquel elemento del Absoluto que sirve de base o de fundamento a todos los futuros planos objetivos del Universo y por último la Eterna Actividad o la Eterna Acción. Para Manuel Martínez no hay diferencias respecto a la supremacía de uno u otro aspecto. En sus numerosos artículos podemos encontrar algunos dedicados casi por completo a destacar el papel del segundo de los atributos o No-Ser, al considerar que se ha especulado demasiado sobre el Ser, dejando a un segundo plano el aspecto No-Ser.
Para la comprensión de la Ideación Pre-Cósmica se basa en el aspecto Acción y en su papel determinante para la relación necesaria entre Ser y No- Ser. Esta Acción o Eterna actividad, representa al Movimiento Intracósmico o la Acción Ideadora de la Realidad, gracias a la cual, el Ser deposita los gérmenes eternos o semillas arquetípicas en el seno del No-Ser, que es donde se lleva a efecto el proceso de ideación para la futura emanación de todo arquetipo o idea. Martínez nos presenta al Movimiento, influenciado tal vez por las doctrinas esotéricas del antiguo oriente, cuyas enseñanzas han sido expuestas magistralmente por la mística rusa Blavatsky en su Doctrina Secreta. Manuel Martínez no le llama precisamente Movimiento en muchos de sus artículos; sin embargo al conceptuarlo podemos inferir que se trata de esta condición: “más la acción o poder que le permite actuar y relacionarse con el No-Ser”. Dicho movimiento sirve como puente de unión entre los dos modos elementales de la Seidad Absoluta; pero no solo un lazo de unión, sino una posibilidad de accionar de estos dos aspectos. Así, el aspecto Ser del Absoluto “siembra los gérmenes o semillas de los arquetipos en tanto que ideas” en el seno más recóndito de su contrapartida: el No-Ser. De esta forma este accionar pasa a ser el tercer elemento primordial de la Eterna Realidad o Seidad Cósmica. De esta forma todo lo expresado en la manifestación, todo lo relativo, temporal, condicionado es la consecuencia de todo este poder ideador y emanador de la Realidad y del accionar de estos tres modos elementales de expresión de la Realidad Una. Esto permite que lo Absoluto se refleje como relativo y múltiple.
He de detenerme, antes de continuar con cualquier otra aclaración o comentario sobre las ideas expuestas por Manuel Martínez en su constante reflexionar sobre la Realidad Primaria o Última, en los términos utilizados por él para referirse al Absoluto. Nos encontramos así, como el más usado, es el de Seidad, con frecuencia agrega el término Cósmica a Seidad y la llama entonces la Seidad Cósmica, suele emplear también los términos Padre-Madre coeternos, la Ultérrima Realidad de lo Absoluto y con menos frecuencia el Absoluto. En su última etapa de creación decidió referirse a la Seidad Cósmica con el término Aseidad, y en este sentido merece citarse el siguiente comentario tomado de su ensayo: “La Aseidad Absoluta o la Ultérrima Realidad de lo Absoluto y sus tres atributos por medio de los cuales se expresa y actúa”
“El nombre Aseidad contiene al Ser, al No-Ser, más la acción o actividad sin cuyo poder al ser no le sería posible poder actuar sobre el No-Ser, es decir, sin el movimiento no puede existir ninguna otra actividad, que es el proceso o devenir cósmico, el universal y el individual”.
Esta postura filosófica asumida con valentía, por cuanto, crea un término o al menos lo aplica a un concepto extremadamente estudiado por los filósofos de todo tiempo y lugar, nos da la medida del alcance de este hombre, que desde el silencio de su querida ciudad, inmerso en sus meditaciones filosóficas desde el Oasis Martiano, era capaz de rectificar un vocablo o término. Además de la idea expresada antes respecto al por qué del uso del término Aseidad, hemos de estudiar la idea aparecida en dicho artículo, que cito a continuación:
“Cuando nos referimos a esta Ultérrima Realidad lo hemos hecho con diferentes nombres, siendo el más usado el de Seidad Absoluta, el cual no es del todo adecuado, pues Seidad se refiere a algo que es un Ser y esta Ultérrima Realidad es más que Ser, pues el ser es un atributo de la misma.”
(Continuará).
SEGÚN LAS ENSEÑANZAS DE MANUEL MARTÍNEZ MÉNDEZ:
Primera Conferencia. (Primera Parte)
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado. Quito, Ecuador.
“Tengo la completa seguridad de que lo que dejo expuesto es hijo de mi propia experiencia y de mis mismo, pues el concepto de cómo surge la vida en tanto que la revelación del Ser, es una visión y una experiencia, vivida y experimentada por mí mismo. Ha sido una dádiva de lo Divino a lo humano, del cielo a la tierra.”
Manuel Martínez Méndez.
26 de Junio de 1966.
Manuel Martínez Méndez.
26 de Junio de 1966.
Desde que conocí por vez primera los escritos de Manuel Martínez, entre 1989 y 1990, surgió la curiosidad – algo común en los jóvenes, y cuando aquello, yo era muy joven -por conocer de que trataban sus artículos. Luego me aproximé a algunos de ellos, e inmediatamente la curiosidad quedó transmutada en admiración. ¿Cómo era posible que tuviera en mis manos las obras de este ser de tan elevada espiritualidad? ¿Cómo habíamos tenido los cubanos y los cienfuegueros a un hombre de tales dimensiones sin habernos dado cuenta de ello? ¿Cómo es posible que los que se acercan a enseñanzas espirituales se dispersen entre cosas menores, sin trascendencia alguna y desconozcan por completo el legado del más grande de los pensadores de la ciudad de Cienfuegos?
Manuel Martínez Méndez, de origen asturiano se radicó en Cienfuegos, como otros españoles de su tiempo, supo entrar en la vida del comercio llegando a tener propiedades y hasta una tienda que tenía por nombre “La Filosofía”. Pero su mejor inversión fue, sin duda, la creación de la Fundación Cultural Oasis Teosófico-Martiano en el año 1950. Perteneció a la Sociedad Teosófica hasta su muerte, ocurrida en Mayo de 1976; así como a otras instituciones y organizaciones que le permitieron ocupar lugares destacados en el ámbito de la intelectualidad de su tiempo. Lamentablemente, hace pocos años, las autoridades del gobierno cubano actual pretendieron cerrar la sede de la Fundación por él creada, así como callar a todo aquel que presente su enseñanza; recordemos que su obra no sigue los patrones de la llamada filosofía marxista-leninista, que es la forma oficial de pensamiento filosófico impuesta en la Cuba de la segunda mitad del siglo veinte hasta nuestros días. Pero tengo la convicción de que un día su obra será reconocida y se le considerará en el justo lugar que le corresponde por derecho propio. Dudo que los interesados en la historia de nuestra localidad puedan adentrarse en su inmensa obra ya que carecen de la formación adecuada para poder comprender sus enseñanzas y además cualquier valoración que se haga desde la perspectiva del marxismo solo contribuirá a destruir la colosal obra de Manuel.
Toda la enseñanza de Martínez gira en torno a un eje fundamental: la reflexión acerca de la Ultérrima Realidad de lo Absoluto. Sostuvo la premisa de que todo análisis o reflexión de cualquier problema filosófico o antropológico debe partir de una comprensión de esta Ultérrima Realidad, en este sentido afirmó:
“La Seidad Absoluta es la unidad primaria. En esta unidad primaria yace todo el Universo en estado potencial –arquetipos en tanto que ideas - . De ahí la necesidad de partir de esta unidad primaria para cualquier concepción ulterior del universo.”
Desde esta concepción, fue capaz de hacer los análisis más profundos de diversas categorías y leyes desde la óptica de la comprensión inicial de la Realidad Primaria. Pero ¿cómo esta Realidad Absoluta puede originar todo lo relativo sin fraccionarse y poder continuar siendo una Absolutidad? En su ensayo metafísico: “La Aseidad Absoluta o la Ultérrima Realidad de lo Absoluto y sus tres atributos por medio de los cuales se expresa y actúa”, escrito el 7 de Enero de 1971, se cuestiona esto y nos ofrece la siguiente sentencia:
“La idea de que lo uno se exprese como múltiples sin que lo uno tenga que fragmentarse para dar existencia a lo múltiple constituye uno de los más profundos problemas metafísicos”.
Esta Seidad permanece eternamente en su condición de Absolutidad. Jamás pierde nada de sí, es plenamente incondicionada, no se fragmenta para dar origen a lo relativo, y sin embargo es el Padre-Madre de todo lo existente en los niveles de la manifestación en condiciones limitadas, temporales y más o menos fugaces. Esto de debe a lo que Martínez ha definido como el poder emanador de la Seidad. Esta Seidad lanza a la manifestación todo de manera ideal, de ahí que en las tradiciones esotéricas del oriente se diga que el Gran Aliento asuma el carácter de Ideación Pre-Cósmica, cuya ideación tiene lugar, como es lógico, en el seno de la Realidad misma, en niveles inmanifestados.
Cuando Manuel nos dice que la Seidad Absoluta “es el corazón de todo modo de existencia”, se está refiriendo a que todas las cosas expresadas en lo relativo, al haber sido emanadas por la Seidad Absoluta, tienen su origen en el seno de esa Realidad, claro, un origen ideal, como la formulación de una idea o concepto que no se llega a objetivar o a plasmar en niveles de materia atómica, hasta que la Deidad Solar o Logos , no las asume como suyas desde el centro de esa Realidad, que las idea y las emana. De ahí que, Martínez insista en que todo lo relacionado con el hombre, con las unidades de vida-conciencia o mónadas, con las diversas Deidades o Logos menores, así como con la Deidad Solar debe ser analizado desde el punto de vista de la Seidad Absoluta y desde la óptica tanto de lo Absoluto en sí, como de lo relativo, que constituye su aparente contrapartida; pero que en realidad no es más que su expresión.
La emanación de lo ideado implica que dichas ideas contengan en estado potencial todo cuanto han de expresar luego en el devenir de la evolución cósmica, universal e individual a través de lo que Martínez ha llamado el dual proceso de la involución y evolución. Pero todo parte de la Absolutidad que es solo donde existe la posibilidad de ideación y emanación:
“Todo punto de partida radica en lo que designamos como la Ultérrima Realidad de lo Absoluto o de Aquello en lo cual existe toda posibilidad, pero solo en potencia y por medio de lo relativo, lo emanado y lo creado, por lo Absoluto, por el Padre-Madre coeternos, que son los únicos que pueden emanar lo relativo e individual, que son las mónadas evolucionantes o los arquetipos en tanto que ideas o emanaciones de la Seidad Absoluta”.
En un análisis de la Seidad Absoluta o Cósmica no puede dejar de tratarse el tema de los atributos o modos elementales de su expresión, cuyos modos le permiten la expresión en lo relativo. De ahí que Manuel insista en esta capital idea cuando expresa:
“La Aseidad es la más primaria unidad; pero de ella se derivan sus eternos atributos, por medio de los cuales puede dar existencia a lo relativo”.
Estos eternos atributos de la Seidad o Aseidad constituyen los tres modos o aspectos a través de los cuales la Seidad Cósmica se nos puede revelar, y con esta revelación que tiene lugar gracias a su poder emanador puede expresarse en lo relativo, o lo que es lo mismo, todo lo relativo es una expresión de la revelación de la Aseidad Absoluta. Estos atributos son: el aspecto o atributo Ser, que para Martínez es Sentido o Conciencia; aunque es preferible utilizar el término Raíz de la Conciencia, al expresarnos mejor su verdadero significado. Por otra parte el atributo No-Ser, o Substancia Primordial, visto por Martínez como la Madre Cósmica, equivalente a Mulaprakriti , la raíz del poder, aquel elemento del Absoluto que sirve de base o de fundamento a todos los futuros planos objetivos del Universo y por último la Eterna Actividad o la Eterna Acción. Para Manuel Martínez no hay diferencias respecto a la supremacía de uno u otro aspecto. En sus numerosos artículos podemos encontrar algunos dedicados casi por completo a destacar el papel del segundo de los atributos o No-Ser, al considerar que se ha especulado demasiado sobre el Ser, dejando a un segundo plano el aspecto No-Ser.
Para la comprensión de la Ideación Pre-Cósmica se basa en el aspecto Acción y en su papel determinante para la relación necesaria entre Ser y No- Ser. Esta Acción o Eterna actividad, representa al Movimiento Intracósmico o la Acción Ideadora de la Realidad, gracias a la cual, el Ser deposita los gérmenes eternos o semillas arquetípicas en el seno del No-Ser, que es donde se lleva a efecto el proceso de ideación para la futura emanación de todo arquetipo o idea. Martínez nos presenta al Movimiento, influenciado tal vez por las doctrinas esotéricas del antiguo oriente, cuyas enseñanzas han sido expuestas magistralmente por la mística rusa Blavatsky en su Doctrina Secreta. Manuel Martínez no le llama precisamente Movimiento en muchos de sus artículos; sin embargo al conceptuarlo podemos inferir que se trata de esta condición: “más la acción o poder que le permite actuar y relacionarse con el No-Ser”. Dicho movimiento sirve como puente de unión entre los dos modos elementales de la Seidad Absoluta; pero no solo un lazo de unión, sino una posibilidad de accionar de estos dos aspectos. Así, el aspecto Ser del Absoluto “siembra los gérmenes o semillas de los arquetipos en tanto que ideas” en el seno más recóndito de su contrapartida: el No-Ser. De esta forma este accionar pasa a ser el tercer elemento primordial de la Eterna Realidad o Seidad Cósmica. De esta forma todo lo expresado en la manifestación, todo lo relativo, temporal, condicionado es la consecuencia de todo este poder ideador y emanador de la Realidad y del accionar de estos tres modos elementales de expresión de la Realidad Una. Esto permite que lo Absoluto se refleje como relativo y múltiple.
He de detenerme, antes de continuar con cualquier otra aclaración o comentario sobre las ideas expuestas por Manuel Martínez en su constante reflexionar sobre la Realidad Primaria o Última, en los términos utilizados por él para referirse al Absoluto. Nos encontramos así, como el más usado, es el de Seidad, con frecuencia agrega el término Cósmica a Seidad y la llama entonces la Seidad Cósmica, suele emplear también los términos Padre-Madre coeternos, la Ultérrima Realidad de lo Absoluto y con menos frecuencia el Absoluto. En su última etapa de creación decidió referirse a la Seidad Cósmica con el término Aseidad, y en este sentido merece citarse el siguiente comentario tomado de su ensayo: “La Aseidad Absoluta o la Ultérrima Realidad de lo Absoluto y sus tres atributos por medio de los cuales se expresa y actúa”
“El nombre Aseidad contiene al Ser, al No-Ser, más la acción o actividad sin cuyo poder al ser no le sería posible poder actuar sobre el No-Ser, es decir, sin el movimiento no puede existir ninguna otra actividad, que es el proceso o devenir cósmico, el universal y el individual”.
Esta postura filosófica asumida con valentía, por cuanto, crea un término o al menos lo aplica a un concepto extremadamente estudiado por los filósofos de todo tiempo y lugar, nos da la medida del alcance de este hombre, que desde el silencio de su querida ciudad, inmerso en sus meditaciones filosóficas desde el Oasis Martiano, era capaz de rectificar un vocablo o término. Además de la idea expresada antes respecto al por qué del uso del término Aseidad, hemos de estudiar la idea aparecida en dicho artículo, que cito a continuación:
“Cuando nos referimos a esta Ultérrima Realidad lo hemos hecho con diferentes nombres, siendo el más usado el de Seidad Absoluta, el cual no es del todo adecuado, pues Seidad se refiere a algo que es un Ser y esta Ultérrima Realidad es más que Ser, pues el ser es un atributo de la misma.”
(Continuará).